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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Chorradas y obsesiones

Mi nieta no estudiará que en el año 711, los árabes invadieron la España visigoda. Estudiará que la democracia plena sólo es posible si gobiernan los socialistas, el partido más ladrón y traidor de la Historia de España

Tengo ocho nietos. A saber, y por orden de edad, Juan, Casilda, Pedro, Guzmán, Santiago, Tristán, Claudia y Blanca. La menor de todos, Blanca, termina de cumplir dos años. Los mayores me preocupan menos, porque están formados, estudian en colegios normales y saben distinguir lo que concede el valor y lo que significa una chorrada. Pero Blanca se va a enfrentar a la Ley Celaá, así denominada porque su autora no es otra que la petarda Isabel Celaá, que ha sido premiada por Sánchez, en Italia Antonio, con la embajada de España en la Santa Sede. Y claro, me preocupa que mi nieta menor, que es listísima y guapísima, se vea obligada a estudiar vilezas, mentiras y gilipolleces.

Estudiará que España fue una nación árabe y que unos Reyes malvados, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, devolvieron a los moros al otro lado del estrecho de Gibraltar. No estudiará que en el año 711, los árabes invadieron la España visigoda, y derrotaron al Rey Don Rodrigo. Estudiará que la democracia plena sólo es posible si gobiernan los socialistas, el partido más ladrón y traidor de la Historia de España. Estudiará que gracias a los Menas, España o lo que quede de ella, podrá mantenerse. Que los «okupas» pueden violar la propiedad privada. Estudiará que Sánchez, en Italia Antonio, logró expulsar al General Franco del Valle de los Caídos, heroicamente, cuarenta después del fallecimiento en una cama de la Seguridad Social creada por el expulsado. Estudiará las ventajas del aborto, la eutanasia, los veinte sexos y la brutalidad de los hombres. Y no estudiará el descubrimiento de América, ni las grandes navegaciones españolas, ni la civilización y el humanismo cristiano llevados por España a través de los océanos a América y al Pacífico, el que fue llamado «El Lago Español». No estudiará nuestra Poesía Mística, ni el siglo de Oro de la literatura española, ni la generación del 98, ni la del cincuenta. Se tendrá que contentar con aprender y leer los versos de una parte de los poetas del 27, los de «verdad», los de las izquierdas. No estudiará la batalla de las Navas de Tolosa, ni la presencia de España en Flandes, ni la defensa de Cartagena de Indias de Blas de Lezo, ni el Siglo de Oro de la Pintura, ni la victoria en la guerra de la Independencia, ni la derrota del comunismo en la Guerra Civil, lo que jamás ha perdonado la izquierda resentida. Estudiará la monarquía como una sucesión de reyes inútiles e incultos. Y se enterará por los libros de texto, especialmente los de Santillana –la editorial, no el Marqués–, que Cataluña y el País Vasco fueron colonizados por Castilla y martirizados sus habitantes. Aprenderá que la Iglesia impuso la Inquisición y murieron quemadas algunas brujas. Y como no habrá lugar para Carlos I, Felipe II, Felipe IV, Felipe V, Carlos III, la Restauración, Juan Carlos I y Felipe VI, tendrá que examinarse de sus conocimientos de la estúpida e histérica sueca Greta Thunberg, gloria del ecofeminismo mundial. Y nada de Lope, Velázquez, Quevedo, El Greco, Cervantes, Zurbarán, Góngora, Calderón, El Españoleto o Garcilaso. Un poco de Picasso –el Guernica–, y Almudena Grandes, la de la estación de Atocha.

Por supuesto que no se enterará de que hubo una cultura en España, una fiesta universal, un arte en movimiento entre la cadencia y la muerte, que se llamó la Tauromaquia. Y que los lobos adquirieron más derechos que los seres humanos para su desarrollo. Y claro, si Dios me concede algo de salud y tiempo, poco a poco, sin agobios, intentaré explicarle a mi nieta pequeña que ha nacido en una nación que fue maravillosa, con una Historia, un Arte, y una Cultura incomparable, «Tierra de María» según el Papa San Juan Pablo II. Una nación, también, rebosada de seres absolutamente idiotas, falsos, violentos, ladrones y revanchistas, como los que propiciaron e impusieron que ella estudie lo que se han inventado los enemigos de España.

Chorradas, mentiras, traiciones, olvido de los grandes, y exaltación de los insignificantes y las guarras obsesionadas. La anti-España.