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HorizonteRamón Pérez-Maura

Cuando gobiernan los insumisos

Lo que ha hecho esta Generalidad de Cataluña es tan grave como el golpe de Estado que dio Puigdemont. No habrá declarado la independencia durante ocho segundos, no, pero sí ha declarado la permanente insumisión frente a la Justicia. Y eso es el fin del Estado de derecho

Como ya no puede sorprendernos nada, ver a un Gobierno violando la ley y animando a otros a violarla es algo que está ocurriendo en este momento, pero no veremos a los informativos del duopolio ni a TVE denunciándolo. La Generalidad catalana ha emitido un decreto ley animando a los directores de colegios a incumplir la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que exigía el 25 por ciento de la enseñanza en castellano. Al menos esta vez no han arremetido contra la «justicia española» porque lo cierto es que es un tribunal catalán el que exige el cumplimiento de la ley.

Lo más notable de este decreto ley es que advierte de que será la Consejería de Educación la que asumirá la responsabilidad del incumplimiento de la sentencia del TSJC. Lo que quiere decir, en pocas palabras, que al Gobierno de Pere Aragonès le importa una higa lo que la Justicia pueda decir o llegar a hacer. Es un Gobierno de insumisos frente a la Justicia. Y si el Gobierno no cumple con las sentencias, ¿por qué tendría que cumplirlas nadie? Lo que ha hecho esta Generalidad de Cataluña es tan grave como el golpe de Estado que dio Puigdemont. No habrá declarado la independencia durante ocho segundos, no, pero sí ha declarado la permanente insumisión frente a la Justicia. Y eso es el fin del Estado de derecho. No hay ningún régimen que pueda sobrevivir sin alguna forma de Estado de derecho. Hasta las dictaduras lo tienen, por injusto que pueda ser. Lo que ha propuesto ahora la Generalidad con un decreto ley es la anarquía y no hay anarquía que acabe bien.

Es notable el que en un momento en que los sondeos que hacen los propios institutos catalanes van detectando una progresiva pérdida de fuerza por parte del sentimiento independentista, crezcan los actos de agresión por parte del Gobierno de Aragonès. Pero es más reseñable aún el que el Gobierno de la Nación no haya tenido más reacción que la de la ministra de Educación, Pilar Alegría, remitiéndose al cumplimiento de las sentencias judiciales. Es decir, ha tocado la flauta.

El escenario se completa con el dato de todos conocido de que este Gobierno de la nación está controlado por el Gobierno de insumisos de la Generalidad de Cataluña. Y por lo tanto es imposible que Sánchez salga a plantar cara a aquel a quien debe su vida política. Desde el día en que Sánchez conquistó el poder, hoy hace cuatro años, he repetido reiteradamente que este era un Gobierno muy peligroso porque está sostenido por los que quieren romper España. Llevamos cuatro años viendo hacer esto sin que Sánchez se inmute. Nunca le falta una palabra de justificación y celebra la «pacificación» que dice haber logrado a base de rendir todas las posiciones. Y la Agencia Efe, cuya presidenta ha nombrado el Gobierno, tituló el teletipo en el que informa del decreto ley catalán diciendo que Cataluña aprueba un decreto para proteger a las escuelas de las «injerencias». Las decisiones de la Justicia ahora son consideradas injerencias. Así de bajo hemos caído.

Como bien se ha dicho desde Vox, la insumisión de la Generalidad justifica y exige otro 155. Pero a diferencia de 2017, ahora no hay un Gobierno que tenga lo que hay que tener.