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HorizonteRamón Pérez-Maura

Lo que va de Rodolfo a Trump y a Vox

«Si de algo no se puede acusar a Petro es de no ser claro sobre sus intenciones. Él no es un lobo con piel de oveja, sino un lobo con piel de lobo. De ponerse en práctica la totalidad de sus iniciativas, podría venirse abajo la frágil estantería macroeconómica e institucional del país»

Me ha sorprendido en los últimos días el entusiasmo con que cierta derecha ha acogido el resultado electoral en Colombia de Rodolfo Hernández frente al ultraizquierdista Gustavo Petro. Rápidamente se ha hecho un paralelismo extremadamente simplista. Rodolfo es un Trump. Ciertamente tiene algunas características de aquel: su vetusta edad, su fortuna personal y su capacidad para acabar mal con todos los que trabajan con él. Tres rasgos verdaderamente notables.

En cambio, el pasado lunes, al día siguiente de pasar a la segunda vuelta, Rodolfo Hernández subió veinte tweets con veinte puntos de lo que será su programa político. Mencionaré sólo siete: 1) Restablecer relaciones diplomáticas con la Venezuela de Maduro. 2) Apoyo al aborto que sólo es decisión de la mujer. 3) Se niega a fumigar los campos de drogas con glifosato. 4) Afirma que lo más peligroso de las drogas es la prohibición. 5) Implementar el acuerdo de paz que el pueblo colombiano rechazó en plebiscito y Santos impuso con trampas. 6) Las políticas neoliberales nos dejaron el atraso. 7) En mi Gobierno habrá completo apoyo a la diversidad sexual y de género, incluyendo el matrimonio igualitario y la adopción por parejas del mismo sexo.

A quienes me conocen y me leen no les sorprenderá si les digo que yo estoy en contra de los siete puntos. Sin matices. Y aún así confieso que voy a votar a este tipo que me parece un muy mal candidato. Quienes se apresuran a identificarle con Trump o Vox, me gustaría que me dijesen cuál de esos puntos apoya o el expresidente norteamericano o el partido español. Esto es un populismo –que yo no definiría como de derecha o ultraderecha– que se enfrenta a un populismo incuestionablemente de ultraizquierda.

Y entonces me podrán preguntar por qué voy a votar por él. Y la respuesta es bien sencilla. Porque la alternativa es mucho peor, que ya es decir.

Gustavo Petro fue un guerrillero del M19, los terroristas a los que el gran narcotraficante Pablo Escobar contrató para asaltar el Palacio de Justicia de Bogotá el 6 de noviembre de 1985 dejando 101 muertos entre los que había 11 magistrados del Supremo. Quienes han trabajado con él en su etapa de alcalde de Bogotá afirman que es un pésimo administrador y muestra indicios inequívocos de autoritarismo. Entre otras propuestas económicas ha dicho que no permitirá más exploración de hidrocarburos en un país que produce 740.000 barriles de petróleo al día; que retirará el dinero de los fondos de pensiones privados y lo llevará a las arcas estatales –es decir, lo robará a sus legítimos propietarios; acabará con las Entidades Promotoras de Salud, la sanidad privada colombiana; cuestionará la independencia del Banco de la República; financiará sus programas sociales imprimiendo moneda, como si fuera el tío Gilito de Disney; hará una drástica subida de impuestos para todos y aranceles a determinados productos industriales y agrícolas. Como ha dicho el gran editor Felipe López en prácticamente la única columna que ha firmado en su vida: «Si de algo no se puede acusar a Petro es de no ser claro sobre sus intenciones. Él no es un lobo con piel de oveja, sino un lobo con piel de lobo. De ponerse en práctica la totalidad de sus iniciativas, podría venirse abajo la frágil estantería macroeconómica e institucional del país. El resultado sería una fuga de capitales, un déficit gigantesco, un desorden en salud, un caos en pensiones y la posibilidad de una inflación desbocada.»

Las encuestas hoy apuntan a una corta victoria de Rodolfo, pero me temo que esté cometiendo muchos errores y no sólo en el enunciado de su programa. En primera vuelta no se derrotó a los partidos históricos. Se derrotó al candidato al que respaldaron los partidos históricos y a los que éste, Fico Gutiérrez, ignoró. Rodolfo Hernández ha empezado acusando y atacando a todos esos partidos y ya tiene al Partido Liberal de Gaviria, que apoyó a Fico Gutiérrez en la primera vuelta, camino de los brazos de Petro. Donde ya están innumerables exministros de Juan Manuel Santos, el premio Nobel de la Paz, tan amigo de los guerrilleros y los comunistas.

No hace falta recordar que la democracia es un sistema imperfecto. Quienes tanto admiran el sistema electoral a dos vueltas se encuentran aquí con que puede ser tan malo o peor que el sistema a una vuelta. Pero al menos te da la oportunidad de votar por una opción muy mala, pero menos pésima que la alternativa. Eso es lo que está en juego en Colombia y en el Hemisferio Occidental el próximo 19 de junio.