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HorizonteRamón Pérez-Maura

El maltratador de mujeres que no lo era

Una vez más se demuestra el daño que ese feminismo puede provocar. Porque igual que en España con la ley Sólo sí es sí, el hombre es culpable hasta que se demuestre lo contrario, en Estados Unidos a Depp le habían dado de baja de su trabajo antes de ser condenado. Sólo por haber sido acusado

Ya me advirtió mi hija mayor hace semanas del espectáculo que se estaba celebrando en Fairfax, (Virginia, Estados Unidos) por una demanda del actor Johnny Depp contra su exmujer, Amber Heard, y una contrademanda de ésta. Depp sostenía que Heard le había difamado en un artículo publicado en The Washington Post en el que hablaba del abuso doméstico que supuestamente sufría. Y como es lógico, su exmarido la demandó. Las denuncias de Heard la convirtieron en la heroína del Me Too. Y Johnny Depp se convirtió en la nueva víctima favorita del feminismo internacional.

Confieso que lo más que yo he visto de Piratas del Caribe ha sido un tráiler de la primera película. No me hizo falta ni un minuto más para estar seguro de que ése no era un film para mí. Pero parece que Depp no debía hacerlo mal porque le fueron contratando una tras otra para las sucesivas secuelas hasta que Heard y el Me Too se le echó al cuello y fue eliminado de la sexta película de los piratas –que ya se sabe que para Disney son unas personas buenísimas con las que es estupendo echar merienda– y Depp perdió 22,5 millones de euros, que es más de lo que la mayoría ganamos en los meses en que tarda en rodarse una película. Y hasta ahí llegó el pirata protagonista. Pero no fue sólo la Disney del Me Too y la exaltación LGTBI. También la Warner se lo quitó de encima, pero no pudo cancelar el pago. El actor Mads Mikkelsen sustituyó a Johnny Depp en la tercera película de la saga Animales fantásticos: los secretos de Dumbledore unas precuelas de Harry Potter. Eran 10 millones de dólares los que Depp hubiera podido perder ahí gracias al feminismo disparatado, pero los cobró igual porque en su contrato quedaba estipulado que percibiría íntegramente esa cantidad, aunque su personaje fuese eliminado en el montaje o la película no saliese adelante por cualquier razón.

Una vez más se demuestra el daño que ese feminismo puede provocar. Porque igual que en España con la ley Sólo sí es sí, el hombre es culpable hasta que se demuestre lo contrario, en Estados Unidos a Depp le habían dado de baja de su trabajo antes de ser condenado. Sólo por haber sido acusado. Es muy interesante ver las diferencias con su caso en Francia. Allí Depp era la imagen de la colonia Sauvage de Dior y la empresa francesa decidió, con buen criterio, mantener a Depp en sus campañas de publicidad, al menos hasta que hubiera una sentencia. Y durante este tiempo, el escándalo no sólo no ha perjudicado a Dior, sino que las ventas de Sauvage se han incrementado.

La Justicia, con una resolución unánime del jurado, ha reconocido una clara victoria a Depp frente a Heard. Me pregunto si eso hubiera sido posible en la España de Irene Montero y Podemos. Aquí Depp no volvería a trabajar nunca, estaría arruinado y antes del juicio algunas ministras hubieran propuesto que lo emascularan.