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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

El colchón de la Moncloa, ya en Wallapop

El matrimonio Sánchez-Gómez debería empezar a pensar en la posibilidad de una mudanza

Tras otro día complicado, Pedro llega a casa a la caída de la tarde con su traje entallado, su corbatita estrecha y una patente cara de mala leche, quemado por la tangana con Argelia que él mismo ha montado. En la puerta lo aguardan dos cámaras y un equipo de sonido, parte del reality show que se rueda a su mayor gloria en la Moncloa desde hace semanas. Pero por una vez el líder no está con ganas de autobombo: «Hoy no. Apagad las cámaras, por favor».

Tras dejar atrás al equipo de rodaje, entra en la zona privada del palacio y se cambia para salir a trotar un poco con Turca, su perrita de aguas blanquinegra. De salida, pasa por la sala privada familiar y se topa con Begoña, que está allí apalancada en el sofá, enfrascada en su ordenador portátil. «Bego, ¿qué tal? ¿qué haces?», saluda el líder afablemente. Ella levanta su cabeza de mechas rubias, lo escruta con una mirada de censura y responde: «¿Pues qué voy a hacer, Pedro? ¿Tú qué te imaginas? Pues estoy poniendo en Wallapop el colchón que compramos al llegar aquí, porque esto no nos va a durar».

El líder frunce el ceño molesto: «¿Pero por qué dices eso? Este país sigue queriendo y necesitando un gran proyecto de avance social, que solo puede articularse a través de una mayoría progresista, ecologista y feminista para todas y todos».

Begoña arquea una ceja: «Pedrito, que no estás en La Sexta, que estamos aquí tú y yo solos». La primera dama apoya su ordenador encima de la mesa y hace un gesto imperativo con una mano: «Siéntate un momento, por favor, que te voy a explicar algunas cosas que Bolaños y el resto de los que tienes ahí dándote coba no te dicen. La has cagado con todo el equipo con lo de Marruecos y Argelia y cada vez que sale en las televisiones Albares sube el pan, y todo eso nos está robando votos. Encima, a solo cuatro días de las elecciones en Andalucía, donde ya nos iban mal las cosas, os habéis columpiado con lo del topaje del gas, prometiendo que la luz caería en picado cuando al final ha subido. Ha sido tal cantazo que hasta El País tuvo que corregir a última hora el titular pelotillero que había tenido todo el día abriendo su web. En Andalucía nos vamos a pegar un leñazo tremendo, porque al candidato no lo conocían ni en su casa, y además, tú dejaste de hacer campaña allí en cuanto viste que la cosa se ponía chunga. Pinchar en Andalucía es un problema tremendo, Pedro, porque ya hemos palmado en Galicia, en Madrid, en Castilla y León… y una racha así nos pone fatal las generales. De la economía... ya ni te hablo. Menos mal que te ha salvado Draghi, que conserva contactos en el BCE y se ha movido allí, porque en caso contrario íbamos a tener en solo unas semanas un problema de la leche con la prima de riesgo. Por último, la gente esta frita de los líos que tenemos con Podemos y de las gilipolleces que se les ocurren y que vosotros acabáis dando siempre por buenas».

Pedro mira perplejo a Begoña, demudado ante el inesperado desahogo de su compañera de tantos años, progresista como él. Tras un agónico silencio, acierta a balbucir: «Pero Bego, hemos superado juntos situaciones peores. Ya sabes, manual de resistencia…». La primera dama se aparta un mechón rubio del ojo izquierdo: «Tú di lo que quieras, haz el avestruz, pero yo ya he puesto el colchón en Wallapop, porque cuando tengamos que volver al piso nos va a quedar muy grande, y más ahora que las niñas han crecido. Espabila por favor, ve buscando un buen curro europeo, o algo en algún chiringuito de la ONU, como hicieron Leire Pajín y Bibiana Aido, porque con el nivel de vida al que nos hemos acostumbrado ya no podremos vivir con cosas como aquella de la Universidad Camilo José Cela, que además después de lo de la tesis ya no creo que vuelvan a cogerte».

Pedro contrito, no sabe qué decir. Hasta que una idea de consuelo ilumina por fin su mente: «Bueno, no dramaticemos. Mira Zapatero, se está haciendo de oro con sus negocietes raros de intermediación, y tampoco es que sea una lumbrera, y Felipe también está forrado. Algo aparecerá, mujer, aunque sea en el chiringuito de Moratinos...».

(PD: No queremos ser gafes por mentar la ilusión de muchos, pero se van acumulando indicios de que el matrimonio Sánchez-Gómez debería ir pensando en preparar una mudanza).