España va a estallar
En cuanto a Sánchez se le agote el doping económico de la inflación y de los Fondos Europeos, España irá a la quiebra y la calle estallará con la ira acumulada durante dos años infernales
Un español paga por la gasolina lo mismo que un noruego, que tiene el triple de PIB per cápita, y parecido a un alemán, que le dobla en renta disponible. Esto significa, por mucho que el departamento de maquillaje del Gobierno dedique horas extra a camuflar la realidad, que a un español le cuesta el doble o hasta el triple que a otros europeos el litro de gasolina, si hacemos proporcional su precio al salario disponible.
No es el único atraco a plena luz del día: el impuesto al trabajo, que es como deben llamarse a las cotizaciones, consume el 39 por ciento del coste total del empleado, cinco puntos más que la media de la OCDE: para cobrar 24.000 euros netos anuales, el contratante y el contratado deben darle casi 17.000 más al Estado, a lo que hay que sumarle otra variada gama de inventos fiscales, tasas, sobrecargos y excesos varios que en total laminan más de la mitad de los ingresos de cada contribuyente.
La cifra se desboca si le añadimos la luz, el gas y la inflación, que ha empobrecido a todo el mundo un 8.7 por ciento el último mes, pero no ha adaptado los tramos del IRPF, de manera que todo el mundo tributará y pagará de más por un dinero que en realidad ya no tiene.
El latrocinio incluye sutiles fórmulas de las que, con infinita desfachatez, presumen los gobernantes: la subida del SMI, que queda muy bonita, es en realidad la manera que Sánchez y Díaz se han inventado para subir los impuestos laborales a todas las empresas y todos los trabajadores con el disfraz de que así subirían el salario a unos pocos.
El catálogo de abusos es infinito, y se resumen en uno: los españoles están entre los cinco mayores contribuyentes del mundo, pese a que el Gobierno afirma a diario que hay margen para subir todavía más los impuestos, apelando a que la presión fiscal es hasta siete puntos inferior a la media europea.
Oculta, para prolongar o mejorar el hurto, que la presión solo indica qué porcentaje del PIB supone la recaudación fiscal, efectivamente bajo en España por el elevado paro y la economía sumergida. Pero oculta que el esfuerzo fiscal, que es lo que pagan quienes pagan, es de los peores del planeta. Y quiere aumentarlo.
Éste es el escenario económico real de España, agravado por la usura de un Gobierno que aprovecha la miseria creada para aumentar su voracidad recaudatoria y logra 13.000 millones de euros extra, que no son son suyos, gracias a las penalidades del españolito medio con el recibo de la luz, el depósito de la gasolina o la cesta de la compra.
Robin Hood es en realidad un asaltacaminos de Sierra Morena, un bandolero sin escrúpulos que vive a cuerpo de Rey sobre los cuerpos yermos de los siervos de la gleba.
En cuanto a Sánchez se le agote el doping económico de la inflación y de los Fondos Europeos, España irá a la quiebra y la calle estallará con la ira acumulada durante dos años infernales. No es un pronóstico, es una certeza: nadie aguantará eternamente este paisaje desolado de pobreza sin sacar a paseo su indignación. Den unos meses, si no unas semanas, y lo veremos en directo.