Esta insoportable hipocresía de las izquierdas
¿No es éste un Gobierno que tiene como prioridad defender a la mujer? Más bien parece que según cuáles y de quién haya que defenderlas. Y si es de un varón bien conectado, quizá las mujeres tengan que tragarse los abusos sexuales. La hipocresía de esta izquierda no sólo afecta a su probidad en materia sexual
Casi todo lo que es previsible acaba cumpliéndose. A pesar de la infinidad de informaciones en portada que dedicó El País a «los trajes» de Paco Camps, aquella y tantas otras causas contra el presidente conservador de la Comunidad Valenciana acabaron en el archivo y su nombre destruido. Suponiendo que hubiera sido culpable sin matices ¿cuál es la gravedad de haber recibido cuatro trajes de una tienda prêt-à-porter por un precio que –con perdón– debe de ser como la cuarta parte de lo que me cuesta mi sastre en la calle Velázquez de Madrid? Eso es hacer un escándalo sobre la nada. De gérmenes como estos surgió el pedir cuentas al Rey Juan Carlos de quién le invitaba a cazar. Claro. El precio de cualquiera de esos trajes era muchísimo menos de lo que le cuesta un puesto de montería a quien te invita. Y yo llevo días esperando la primera inspección de Hacienda de mi vida –nunca he tenido una, ni de Cristóbal Montoro, que ya es decir, gracias a lo bien que actúa mi asesor fiscal y lo que pago. Y es que llevo años invitando a montear a mis amigos en mi casa, cada temporada. Espero que me investiguen a mí y no a ellos, que no tienen culpa ninguna por aceptar mis invitaciones.
Pero volvamos a la bazofia de esta política. Ayer se cumplió lo previsible en el caso de la vicepresidenta de la Comunidad Valenciana, Mónica Oltra y el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana le ha imputado por encubrir los abusos sexuales de su exmarido a una menor que estaba bajo amparo de la Consejería que dirigía la propia Oltra. Es decir, las sospechas sobre ella caen desde la diestra y la siniestra, por el cogote y por el tafanario y paremos de enumerar. Cuando los trajes de Camps, la prensa progresista clamaba sin mesura exigiendo su dimisión. ¡Por cuatro trajes! Y ahora estamos hablando de encubrir abusos sexuales de un varón a una mujer menor de edad. ¿No es éste un Gobierno que tiene como prioridad defender a la mujer? Más bien parece que según cuáles y de quién haya que defenderlas. Y si es un varón convenientemente conectado, quizá las mujeres tengan que tragarse los abusos sexuales. La hipocresía de esta izquierda es insufrible. Y no sólo afecta a su probidad en materia sexual.
Y si hablo de izquierdas en plural es porque éste es un caso que afecta al PSOE, a Compromís, al proyecto de Yolanda Díaz, por ahora conocido como Sumar y al conjunto de la izquierda a la izquierda del PSOE. Y esto es notable porque no se ha oído ni una voz pidiendo que se haga justicia con la niña que sufrió los abusos sexuales.
El pasado miércoles esa luminaria de la Cristiandad que responde al nombre de Adriana Lastra anunció su intención de tomar la calle si el resultado electoral el próximo domingo en Andalucía no es el que ellos quieren. Democracia en estado puro. Pero hay que reconocer que esto que el PSOE ya hizo en 2018 no fue muy original entonces. La izquierda norteamericana le precedió en 2016 cuando Donald Trump ganó las elecciones presidenciales y tomaron las calles violentamente contra el resultado electoral. Así es esta izquierda hipócrita que padecemos en todo Occidente. Profundamente antidemocrática. Atacan a una supuesta ultraderecha perfectamente encajada en la Constitución y hacen llamamientos desde la vicesecretaría general del PSOE a no respetar el resultado de las elecciones. Con un par, que Adriana los tiene para atacar a la democracia. Para nada más.