A votar, andaluces
Andalucía vota para no recuperar el infame impuesto de sucesiones o para erradicar el endémico chavismo de Chaves, pero también para darle una oportunidad de cambio a toda España
Zapatero y Lastra, que son el padre político y la hija ideológica de Sánchez, han dado a los andaluces la penúltima razón para llenar las urnas de votos a favor de España, que es la mejor manera también de cuidar su tierra.
El primero, con el impudor de quien compadrea con Nicolás Maduro por razones que algún día se sabrán, no ha dudado en sacar pecho por Chaves y Griñán, condenados ambos por el mayor escándalo de corrupción de la historia de España: ha habido muchos, sí; pero en ninguno se convirtieron las instituciones en maquinarias engrasadas para cometer un crimen de tanta envergadura, tanta duración y tantos efectos devastadores.
Que el presidente más canalla hasta la llegada de Sánchez se vanaglorie de los ERE a unos días de votar indica qué haría su partido de volver al Gobierno: recuperar el empobrecedor sistema clientelar que, de momento sin meter las manos en la caja, ha trasladado de facto Sánchez a la Moncloa, ventanilla de paguitas, subsidios y canonjías de toda laya con las que quiere captar y secuestrar la voluntad del votante con más tragaderas.
Y que Lastra, una nini que estaría mendigando una de esas paguitas de no haberse especializado en militar en el PSOE, se atreva a amenazar con tomar las calles si el lunes sigue de presidente Juanma Moreno; remata la invitación al sopapo electoral cursada por los socialistas.
Zapatero y Lastra han dado el último argumento para arrinconar al PSOE: solo proponen ERES y amenazas antidemocráticas
Un partido que solo ofrece ERES y amenazas se merece ser fuerza extraparlamentaria, por mucho que el pobre Juan Espadas intente el equilibrio imposible entre respetar a su promotor y distanciarse de él, como si fuera viable depender de un peligro público y ser a la vez un antídoto.
Si las razones estrictamente andaluzas son suficientes para elegir a Moreno y enterrar definitivamente al socialismo de enchufes, peonadas y lenocinios; las consecuencias nacionales cierran el círculo: si el actual presidente revalida en el cargo con una victoria contundente, más cerca de Ayuso que de Mañueco, Sánchez empezará a hacer la maleta y ya solo será una cuestión de tiempo verle fuera del Gobierno.
Andalucía vota para no recuperar el infame impuesto de sucesiones o para erradicar el chavismo endémico de Chaves, desde luego. Pero también vota para darle una oportunidad de cambio a toda España.