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Post-itJorge Sanz Casillas

La orquesta del Titanic

Hay algo verdaderamente conmovedor en los discursos posteriores a unas elecciones, y es el empeño de los derrotados en defender lo indefendible

Aunque quienes nos dedicamos al negocio de los periódicos no tenemos tiempo de seguir la jornada electoral en el sofá y con los pies en alto –ya nos gustaría–, sí conservamos algo de oído para escuchar lo que dicen los implicados cuando pasa la tormenta, los textos están escritos y los niños acostados.

De todo cuanto rodea a unas elecciones, seguramente no hay nada más entretenido que ver a los trompeteros de la causa palidecer a medida que el recuento pone contra la pared a su opción predilecta. Hay tertulianos a los que de pronto abandona el maquillaje, el desodorante y hasta el oremus en una especie de extensión titulada del aparato de los partidos.

Durante la noche electoral se llegó a escuchar en televisiones públicas que el resultado de Moreno en Andalucía era una mala noticia para Isabel Díaz Ayuso. No encuentro la relación, pero ahí queda el mensaje. Después llegó Teresa Rodríguez, de Adelante Andalucía, y se atrevió a decir que habían pinchado el globo de la extrema derecha. Si no fuera porque Vox sumó dos escaños más que en 2018 y que Adelante Andalucía pasó de 17 diputados a solamente 2 parecería hasta verdad. Y si no fuera porque la gente con ese dominio de la aritmética gestiona luego el dinero de todos resultaría hasta gracioso.

Pero hay algo verdaderamente conmovedor en los discursos posteriores a unas elecciones, y es el empeño de los derrotados en defender lo indefendible. Es algo parecido a lo que ocurre con las estrellas de la radio cuando sale el EGM: y es que todos suben y por tanto todos ganan.

Cuando trabajas en un periódico y te pasas la mayoría del tiempo mirando del teclado a la pantalla y viceversa, escuchar lecturas de esa enjundia con el 90 por ciento escrutado es como sintonizar la orquesta del Titanic. La escuchas de fondo y te emociona, porque siempre hay alguien dispuesto a poner música a lo injustificable. Ya hubiera querido para mí esa entereza cuando suspendí las matemáticas en mi adolescencia, y haberle dicho a mi madre que saqué menos de un cinco pero que tenía al nazismo a raya.

La última de las incorporaciones a la fiesta de la digresión fue Adriana Lastra, que piensa tan sucio como bajito habla. La vicesecretaria general del PSOE aseguró anoche sin sonrojarse que el resultado de estas elecciones «se da en un contexto que tampoco podemos obviar. Es evidente que Moreno Bonilla ha llegado a las elecciones tras superar la crisis del covid con los ingentes recursos aportados por el Gobierno de España». Uy si nos llegamos a presentar, le faltó decir.