El comunista que gobierna en España
Lo que esta patulea que quiere tomar hoy Madrid nunca reconoce es que la OTAN nunca ha comenzado una guerra. Es una alianza de paz. Ha intervenido en guerras, pero siempre fueron conflictos que desataron terceros. Nunca la Alianza
Hay en este Gobierno que padecemos una singularidad verdaderamente única en el mundo entero: tiene miembros que encabezan manifestaciones contra las políticas del propio Gobierno. Como diría el maestro Campmany «áteme esa mosca por el rabo». El más destacado de ellos es Enrique Santiago, nuestro secretario de Estado para la Agenda 2030, esa zarandaja inventada por la ONU, repleta de objetivos buenistas a los que se quiere llegar por las vías más equivocadas. Este hombre que tiene que luchar por conceptos como la reducción de las desigualdades, el fin de la pobreza o el hambre cero va a salir a manifestarse hoy domingo en Madrid contra una alianza que ha garantizado la paz de todos sus miembros desde su fundación el 4 de abril de 1949. Una alianza cuyos países miembros están entre los más libres y los más ricos del planeta. Ricos no porque disfruten de muchas riquezas naturales, sino porque la estabilidad política, la democracia y los derechos humanos son elementos fundamentales para generar riqueza a la población o lo que es lo mismo, a los estados. Y la OTAN es un instrumento fundamental para la consecución de esos objetivos.
Porque lo que esta patulea que quiere tomar hoy Madrid nunca reconoce es que la OTAN nunca ha comenzado una guerra. Es una alianza de paz. Ha intervenido en guerras, pero siempre fueron conflictos que desataron terceros. Nunca la Alianza. Y las gentes como Enrique Santiago siempre han defendido dictaduras como las de Cuba o Venezuela o tantas otras. Por no hablar de la defensa del narcotráfico que hizo el camarada Santiago cuando fue abogado de la narcoguerrilla colombiana de las FARC en las «negociaciones de paz» de La Habana. Un proceso en el que se consiguió que el narcotráfico con el que se financiaba la guerrilla fuese visto como un delito coadyuvante en la lucha por imponer las políticas de la guerrilla. Me gustaría saber cómo encaja con el punto 12 de la Agenda 2030, el que se refiere a la «producción y consumo responsables», esa defensa del tráfico de narcóticos.
Habrá que reconocer que es mucho más natural que Enrique Santiago esté en la calle manifestándose que el que pudiera asistir a alguna sesión de trabajo de la cumbre. Aunque muchos de los puntos de la Agenda 2030 no se podrán desarrollar si no cuentan con el respaldo y la seguridad que dan a los miembros de la Alianza los otros países que están integrados en ella. Pero a una persona con el historial político de defensa de las guerrillas y con su condición de secretario general del Partido Comunista de España en activo, difícilmente se le podría permitir el acceso a una cumbre de este tipo.
La pregunta hoy es cómo ven a España nuestros aliados cuando se les informa de que la manifestación contra su presencia en Madrid la encabeza un miembro del Gobierno que es el anfitrión de los actos. Y luego habrá quien se pregunte por qué Estados Unidos ha relegado a España a una segunda fila en todas las reuniones de los grandes líderes internacionales. Hubo un tiempo en que la política transatlántica la decidían Bush, Blair y Aznar. Hoy España, ni está ni se le espera mientras en Madrid tenga mando el camarada Santiago.