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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Ensaladilla rusa

No hemos conseguido que la OTAN se comprometa a defender las más complicadas y conflictivas fronteras de Europa en el sur. Las de Ceuta y Melilla

Monumental chorrada. Me han avisado algunos amigos, excesivamente ortodoxos, de una anomalía protocolaria en el menú de la cena de la OTAN celebrada en el recinto ferial de Madrid. De primer plato, «ensaladilla rusa». ¿Pasa algo? Ofrecer una ensaladilla rusa de primer plato no significa situarse contra la OTAN y Ucrania y apoyar a Putin. Significa, exclusivamente, ofrecer ensaladilla rusa. En los años sesenta del pasado siglo, los mediopensionistas del Colegio de Nuestra Señora del Pilar comían todos los miércoles de primer plato ensaladilla rusa. Se le llamaba «Ensaladilla Nacional», pero todos los alumnos sabían que aquello que masticaban, mejor o peor condimentado, era ensaladilla rusa. Y no por ello eran partidarios de Nikita Kruschev. Y ya lo he escrito anteriormente. La montaña rusa del Parque de Atracciones del Monte Igueldo, en San Sebastián, pasó a denominarse «Montaña Suiza», pero casi nadie se refería a la atracción estelar así. Nos subíamos a la montaña rusa, lo pasábamos de cine mudo, y al finalizar el recorrido, nadie nos amonestaba y menos aún nos detenía por habernos divertido en la montaña rusa. El único componente de mi pandilla juvenil que se refería a la montaña rusa como montaña suiza, Lorencito Zubimendi Duperieur –su madre era francesa–, a punto estuvo de ahogarse en las rocas del malecón de Igueldo cuando pescaba cangrejos y quisquillas. Se afanó tanto en su tarea que no se apercibió de la subida de la marea, marea viva septembrina, y cuando se dio cuenta de su desagradable situación tuvo que ser rescatado por los usuarios de un bote, que lo llevaron hasta la playa, y se quedaron con las quisquillas y los cangrejos.

En San Sebastián, ya en la democracia, se celebró un concurso de pinchos de tortilla de patatas en la Parte Vieja. Pero a los organizadores se les antojó que la denominación de «tortilla de patata» no establecía la distancia adecuada entre lo español y lo vasco. Lo de tortilla española no era admisible, pero buscaron una fórmula nueva para evitar la mención a la patata, y el concurso se denominó «de pinchos de tortilla estatal». Y todos los años, las participaciones de la Lotería de Navidad que se reparten en Cataluña responden al sorteo que se celebrará «en el país vecino» el 22 de diciembre. En un viaje a Barcelona adquirí una participación convencido de que trataba de la Lotería de Andorra, el país vecino en el que los Pujol guardaban la mayor parte de la fortuna que trincaron o aumentaron con los porcentajes que voluntariamente les ingresaban los miembros más distinguidos de la alta burguesía de Barcelona.

Lo importante de la cumbre de la OTAN en Madrid ha sido el relanzamiento de la OTAN y la futura incorporación de Suecia y Finlandia.

Lo importante, para nuestras Fuerzas Armadas, ha sido el compromiso formal de un Gobierno, el de España, de aumentar el presupuesto de Defensa, y pasar de 12.000 millones de euros a 20.000. Importante, también para España, ante el pasmo de los socios comunistas, bilduetarras y separatistas de Sánchez, la presencia de seis destructores de los Estados Unidos en la base de Rota. Importante, pero no definido ni firmado sobre papel alguno, la ayuda militar a Ucrania para defender a su país y a los ucranianos de los brutales invasores rusos, tan amados por nuestro trío de nenas, Yolanda, Ione e Irene. Y lo importante, para nuestra desgracia, que no hemos conseguido que la OTAN se comprometa a defender las más complicadas y conflictivas fronteras de Europa en el sur. Las de Ceuta y Melilla.

Importante también la buena organización y el ridículo de los antisistema casposos.

Lo del escándalo por la ensaladilla rusa no creo que pueda superar el concepto elemental de mamarrachada.

Y además, creo que estaba buenísima y en su punto.