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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

El PSOE ensalza el robo de 680 millones

Sabido es que si la corrupción es de izquierdas aquí no pasa nada, ya ni el PP la critica demasiado

Para justificar la moción de censura contra el viejo Mariano bastó una morcilla de una frase en la sentencia de la Gürtel. La introdujo a capón De Prada, juez hooligan izquierdista, que prestó aquel servicio a Sánchez. Ahora el Supremo ha ratificado seis años de cárcel para el expresidente socialista andaluz Pepe Griñán y nueve de inhabilitación para Manolo Chaves, su predecesor. Ambos fueron en su día presidentes del PSOE y Chaves, también vicepresidente del Gobierno.

Se acredita que entre 2000 y 2009 montaron desde la Junta de Andalucía una red clientelar detrayendo 680 millones de unos fondos que deberían haberse destinado a los parados. Cuatro exconsejeros socialistas acompañarán a Griñán en la trena (si es que Sánchez no se vuelve a fumar al Supremo con unos indultos). Se trata del mayor robo de dinero público en nuestra democracia. Además lo que recoge esta sentencia es solo la punta del iceberg, pues hay 40 piezas más sobre los ERE. El caso resulta especialmente denigrante para el PSOE, por tratarse del partido del lema «cien años de honradez», por ser el que alardea hasta el empalado de proteger a los desfavorecidos y que en la práctica lo que hizo fue guindarles su dinero (para comprar voluntades y hasta para expansiones de farlopeo y lenocinio).

¿Y qué ha pasado en España al conocerse la sentencia del Supremo? Nada. O peor todavía: el PSOE a punto ha estado de iniciar el proceso de beatificación de Chaves y Griñán, Rinconete y Cortadillo en el nuevo patio de Monipodio sevillano de los ERE. La nueva portavoz socialista, la ministra Pilar Alegría, ha tenido la audacia –o jeta de acero inoxidable– de sostener que con el sistema de los ERE «se salvaron cientos de empleos y empresas». También ha defendido a capa y espada a los expresidentes andaluces condenados: «Aquí pagan justos por pecadores». Todo el PSOE ha elogiado la «integridad» de los buenos de Pepe y Manolo. Patxi López, el Pericles del Bocho, elogia que con su actuación «contribuyeron a agilizar el proceso de los ERE».

Sánchez se pone estupendo en el Congreso con cada grabación robada por Villarejo que le publican por fascículos en El País. Arde en furia justiciera con la Púnica y la Gürtel. Pero esta vez, ante el mayor robo de dinero público en Europa, se ha limitado a leer desde Polonia una declaración exculpatoria de los dos dirigentes socialistas condenados. Por su parte los tertulianos del Orfeón Progresista echan balones fuera con rictus avinagrado: «Es un caso antiguo, ya superado...».

Sabido es que en España impera un doble rasero. Si la corrupción es de izquierdas apenas cuenta (aunque sí para los votantes, como refleja la mayoría absoluta de Moreno en la Junta saqueada por los entrañables Pepe y Manolo). Esta vez hasta el PP se ha sumado al planteamiento de no hurgar demasiado en la herida de los ERE. Feijoo, dentro de su estrategia electoral de captar a votantes del PSOE descontentos, optó por comparecer con un tono magnánimo y proclamar que él no utilizará este caso «para desacreditar a todo un partido».

A la misma hora en que Feijoo valoraba la sentencia del Supremo en plan Mahatma Gandhi, Alegría lo contraprogramaba poniendo a parir al PP por corrupto. Mintiendo sin complejos, la ministra aseguró que el PP ha sido el único partido español condenado por financiación ilegal. Es como si la ministra de Educación se hubiese formado con sus libros sectarios de Memoria Mutilada, pues sabido es que el PSOE fue condenado por ese delito con el sonadísimo caso Filesa.

Es cierto que conviene superar la política del «y tú más». Pero ante un caso tan grave como el de los ERE, el jefe de la oposición debió haber optado por explicar a los españoles detalladamente en qué consistió aquel fraude, porque viendo las televisiones del régimen no parece que se vayan a enterar. La primera máxima en comunicación es dar tu versión de los hechos, pues sino otro lo hará por ti. Y ahí el PSOE es maestro. Esta vez han marcado un nuevo hito: ensalzar como un logro social el robo de 680 millones de dinero público. Ole. En cuanto a Podemos, chitón y a seguir trincando en el Gobierno de colación y paseando en el Falcon. Igual de ahí venía aquello del «asalto a los cielos».