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El astrolabioBieito Rubido

¿Tendrá premio el buen estilo de Feijóo?

Su amabilidad le valdrá poco entre los suyos y mucho entre los que están reflexionando acerca del destinario de su voto, toda vez que el actual PSOE ya no los representa

La amabilidad, la cortesía, las buenas formas y hasta la buena voluntad no venden en política. La admirable postura que ayer adoptó Núñez Feijóo cuando no quiso hacer leña de la sentencia del Supremo sobre una de las muchas piezas del mayor escándalo de corrupción de la historia –los ERES que se llevaron por delante más de 800 millones de euros– le va a servir de poco por un lado y de mucho por otro. Los más cafeteros por la derecha dirán que es una demostración más de la actitud de la «derechita cobarde» y que si el PSOE tuviese esa pieza en sentido contrario no dejaría de aullar día sí y otro también, además de inocular toxicidad en la opinión pública en los maratones televisivos de sus terminales mediáticas. Todavía el lunes tuve oportunidad de ver en uno de esos canales a un chistoso haciendo bromas sobre Bárcenas, por no hablar de los trajes de Camps. Unas minucias ambas, al lado del fortunón arrasado de la Hacienda andaluza, con el que se compraron voluntades y votos. Por otro lado, debemos recordar la catarata de casos de corrupción de la etapa final del felipismo o de los que, finalmente, siendo públicos, no llegaron a los tribunales. Todo lo anterior convierte al PSOE en el partido más corrupto de la historia. Hacemos las cuentas cuando la señora Alegría quiera, pero que deje de mentir.

La amabilidad de Núñez Feijóo le valdrá poco entre los suyos y mucho entre los que están a esta hora reflexionando acerca del destinatario de su voto, toda vez que el actual PSOE ya no los representa. En todo caso, ese es el estilo a seguir. Frente a esa conducta y tono amable, el sanchismo, al enviar a Ferraz, sede del PSOE, a los ministros, está en el proceso de transformación de miembros del Gobierno de España a ministros de partido.

Le falta humildad a esta colección de políticos que nos gobierna y hace bien Feijóo en demostrar que otra forma de hacer política es posible. Ayer tocaba pedir perdón por parte de los socialistas. En lugar de eso, volvieron a su estilo bronco. Todos podemos practicar esas malas formas y es facilísimo estar en política con esa actitud bravucona. Prefiero, no obstante, la amabilidad y el buen estilo del jefe de la oposición. Sus réditos electorales obtendrá. Va camino de la mayoría absoluta. Ayer ganó cinco escaños, que perdió el tándem Sánchez-Alegría.