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GaleanaEdurne Uriarte

Las tres mentiras sobre la corrupción

La corrupción fue una mera excusa, un montaje propagandístico, para asaltar el poder y echar a un Gobierno surgido de las urnas. No era lucha contra la corrupción, sino un método ilegítimo para llegar a la Moncloa

Por si quedara alguna duda, la reacción de apoyo a los corruptos por parte de Pedro Sánchez y el PSOE tras la sentencia del Supremo desnuda en toda su crudeza las grandes mentiras sobre la corrupción. La primera, gravísima, la mentira de la moción de censura. No solo la ya sabida mentira en la que Sánchez basó la moción, la frase política del juez De Prada después cuestionada por el Supremo, sino la propia mentira de su lucha contra la corrupción. Como bien le dijo Rajoy por aquel entonces, una sentencia condenatoria de los ERE le obligaba a hacerse una moción de censura a sí mismo, y, ni mucho menos, como hemos visto.

Es decir, el PSOE, junto con Podemos y los partidos nacionalistas, montó una farsa para echar a un Gobierno legítimo, lo que tiene una enorme gravedad democrática. La corrupción fue una mera excusa, un montaje propagandístico, para asaltar el poder y echar a un Gobierno surgido de las urnas. No era lucha contra la corrupción, sino un método ilegítimo para llegar a la Moncloa. Si entonces el uso de la frase política del juez De Prada ya lo ponía de manifiesto, la reacción de Sánchez a la condena por corrupción de Chaves y Griñán lo ratifica completamente.

La segunda gran mentira, aunque bien conocida, ha sido también nuevamente expuesta por esta sentencia. Y es la que ha sostenido la izquierda sobre la supuesta mayor corrupción del PP, una afirmación no sostenida por los datos y que, sin embargo, han repetido una y otra vez políticos y numerosos periodistas de izquierdas. En una muestra de falta de escrúpulos a la hora de usar datos falsos para destruir al adversario político, la izquierda ha llegado incluso a afirmar que el PP es el partido más corrupto de Europa. Cuando tanto se presume de luchar contra las fake news, la izquierda política y mediática ha difundido esta fake news hasta la saciedad. Lo que ha sido usado no solo para desacreditar al adversario, sino también para ocultar o minimizar la corrupción de los partidos de la izquierda y los nacionalistas. Por mucho que las semanas como ésta sean habituales, con la ratificación de la sentencia de los ERE contra el PSOE, la suspensión de la nacionalista Laura Borrás como presidenta del Parlamento catalán tras ser procesada por corrupción, o la imputación del podemita Monedero.

La tercera mentira tiene consecuencias en todo el sistema democrático, y es la que han contribuido a expandir los que usan la corrupción como arma política. Es la mentira de la mayor inmoralidad de la política respecto a cualquier otra área de la sociedad, la idea de la perversión consustancial a la actividad política. Un mensaje multiplicado por procesos como la moción de censura adulterada de Sánchez, que sirve para deteriorar la imagen de la política, los políticos y las instituciones. Y que explica en parte el auge de los populismos y de los extremismos antipolíticos y la propia crisis de la democracia. Personajes sin escrúpulos éticos como Pedro Sánchez están en el centro de las tres mentiras.