¡Alerta! Garzón está vivo

Las malas lenguas decían que el comunista que funge como ministro de Consumo, Alberto Carlos Garzón Espinosa, que lleva semanas sin que en su agenda figure ninguna actividad, podría estar muerto. Los comunistas tienen un viejo modo de actuar por el cual prefieren no dar noticia de sus muertos hasta que se puede aprovechar el deceso políticamente. Ayer se aprobó en el Consejo de Ministros un real decreto (otro) que «garantiza el cumplimiento de la legislación en materia de bienestar animal con la implantación obligatoria en los mataderos españoles de sistemas de videovigilancia». Es decir, aprovechando que Garzón cobra como ministro y no hace casi nada como tal, vamos a implantar un sistema de videovigilancia ideado por él –o alguna de sus muchas asesoras– que garantice el bienestar de los animales en el matadero.

No hará falta que aclare a estas alturas que ni soy animalista ni soy vegetariano. Soy un carnívoro voraz. Comprendo que las vacas o los cochinos que mueren en los mataderos tienen un epílogo mucho menos feliz que el que disfrutan los venados o los jabalíes que mueren por el disparo de un montero como servidor de ustedes. Pero este Gobierno ya tiene en marcha sus planes para acabar con la caza en España –de lo que hablaremos otro día– y entre tanto, como todavía no se atreven a imponer por decreto el que todos seamos vegetarianos, nos imponen un paso intermedio con el que crear nuevas trabas a todos los productores de carne.

Según la nota de Prensa del Ministerio «España será el primer país de la Unión Europea (UE) con sistemas de videovigilancia para el control del bienestar animal (SVBA), los cuales, permitirán la realización de controles adicionales a los que ya se efectúan en los mataderos». Lo que en realidad quiere decir que en España se va a realizar un control que nadie cree necesario ni que se pueda financiar desde los productores de carne. Ni los muy ecologistas países nórdicos, ni mucho menos los ecologérrimos holandeses que quieren acabar con todas las vacas para evitar que sus flatulencias acaben con la capa de ozono. A nadie en el mundo se le ha ocurrido que hay que poner cámaras para ver cómo van los animales felices al matadero hasta el último instante en que, sin previo aviso, serán sacrificados. Considerando que estos animalistas creen que esos seres vivos deben disfrutar de derechos –aunque no de deberes– no entiendo por qué piensan que nada debe alertarles de que se acercan a la muerte. Si en un país con pena de muerte, como los Estados Unidos de Biden, alguien fuera ejecutado sin que supiera que su pena se iba a cumplir ¿Lo elogiarían?

Ayer supimos que Garzón está vivo porque ha ideado un decreto para garantizar la muerte sin malos tratos a la ganadería vacuna y asimiladas. Yo sólo querría saber por qué piensa él que los propietarios de esos animales que se ganan la vida con ellos van a querer ningún mal para unos seres que les dan de comer –en todos los sentidos de la expresión–. A quien más le preocupa la ganadería es a quien la mantiene y procura su extensión y crecimiento. Desde luego que ése no es el ministro de Consumo. Por increíble que esto sea.

P.S. Garzón podría intercambiar alguna idea con su colega comunista Kichi, alcalde de Cádiz, que ha tenido la idea de reducir drásticamente el número de palomas de su ciudad desde un total de 10.000 que se censaron en 2019 a 1.850 ejemplares en el medio urbano y a 3.690 en todo el término municipal «a efectos de minimizar la incidencia de la especie en la ciudad». Y para realizar esta eliminación colombófila se capturarán ejemplares con jaulas/trampa para que «se proceda de forma segura y respetuosa con los animales» y «se sacrificarán mediante eutanasia a través de dióxido de carbono, para su posterior incineración». Espero que el Ministerio de Garzón exija la grabación de las muertes de esas palomas. Yo quiero saber si sufren o es una eutanasia a la que van todas encantadas y dando gracias a Kichi y a Garzón.