Fundado en 1910
Pecados capitalesMayte Alcaraz

Susana, spa e indulto

No es ya que este verano Sánchez nos haya entretenido con las restricciones energéticas mientras descansaba en La Mareta, sin ni siquiera haber asumido responsabilidades corporativas ni pedido disculpas de los ERE, sino que los socialistas ataron las manos al Gobierno de Juanma Moreno

Susana Díaz se ha unido a Zapatero, González y Guerra para reclamar el indulto de José Antonio Griñán, como si todos ellos fueran Jesús el Rico en Viernes Santo. Preparan así el camino a Pedro Sánchez –que tampoco es que necesite muchos empujones para sortear la ley– que rubricará una de las decisiones más vergonzosas de la legislatura: el partido que se dice de los obreros, indultando a uno de los suyos porque consintió una corrupción institucional que dopó su músculo electoral, sin el cual no hubiera podido gobernar durante décadas Andalucía y, por extensión España. Pero lo de Susana en el sumario de los ERE tiene música propia: hizo cuanto pudo para silenciar el caso cuando presidía la Junta de Andalucía y a pesar de hacerse la despistada con casi 700 millones de euros malversados, no le tembló el pulso cuando Ciudadanos le exigió en junio de 2015 que prescindiera de «Pepe y Manolo (Chaves)» para convertirse en presidenta.

Y lo de Susana tiene incluso hoy efetos colaterales. En octubre de 2016, la entonces presidenta andaluza renunció, a través del Departamento Jurídico de la Junta, a acusar a sus compañeros Griñán y Chaves (ya saben, son muy buenos y no se han metido dinero en el bolsillo) y a pedir responsabilidades patrimoniales en la partida 31L de los ERE que se destinó de forma ilegal a pagar indemnizaciones a parados que no eran tales. La mejor amiga de Pedro Sánchez, hoy afincada en el spa del Senado, dijo que se reservaba ese derecho, una vez que hubiera finalizado el juicio penal «si a ello hubiere lugar».

Pero ahora que no gobierna, esa decisión escandalosa ha condicionado la petición de fianza a los procesados. Solo se le solicitó a Griñán avales por 4,6 millones de euros ante posibles responsabilidades penales, luego confirmadas por el Supremo. Así boicoteó el PSOE el procedimiento para recuperar el dinero defraudado. De hecho, en 2011 la Junta declaró nulas las ayudas directas (las mamandurrias, vamos) pero a lo más que se ha llegado es a los juzgados contencioso-administrativos. Menos mal que el Tribunal de Cuentas acaba de activar el reintegro de las ayudas ilegales pagadas.

En resumen, no es ya que este verano Sánchez nos haya entretenido con las restricciones energéticas mientras descansaba en la Mareta, sin ni siquiera haber asumido responsabilidades corporativas ni pedido disculpas de los ERE, sino que los socialistas ataron las manos al Gobierno de Juanma Moreno. Y mientras tanto, en este comienzo de curso, Susana Díaz, una de las grandes responsables de los estragos que aun hoy produce aquella irregularidad, se apunta a pedir la medida de gracia para los mismos a los que ajustició para asegurarse el poder, mientras sigue disfrutando del balneario vip de la Cámara Alta, adonde la mandó Sánchez para quitársela de en medio con cargo al contribuyente, que de nuevo paga la agencia de colocación de la Moncloa. Solo queda la esperanza de que el Tribunal de Cuentas acelere su maquinaria mastodóntica y recupere las prejubilaciones fraudulentas concedidas a empresas amigas de los socialistas. Porque nada esperamos de Pedro y Susana que en esto de tapar la corrupción (solo en esto) son una piña.