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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Ellas y los poetas libres

En el Siglo de Oro de la Poesía Española –Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Góngora, el Conde de Villamediana, y el todavía niño Pedrito Calderón de la Barca–, al cornudo se le decía cabrón, a la ligera, puta, y al trucha, maricón. Y más tarde, también

Lilith Verstrynge ha tomado posesión de la Secretaría de Estado de la Agenda 2030. Su mentora, la ministra de Igualdad. Por lo menos, de igualdad de gustos. Al fondo de la farsa, la sombra de Pablo Iglesias. De testigos, una tal Pam, la secretaria de Estado Pam, y la ministra Belarra. Ellas. Escribió don Francisco de Quevedo:

Era su nombre Juana,
Hija de un zurrador y una gitana;
Subió a fregona y se llamó Ana Pérez
Con ayuda de un sastre y un alférez.
Y viéndose triunfante
A Toledo se fue con un farsante,
Adonde por doncella, una alcahueta
Se la vendió a un trompeta.

Llamóse doña Luisa,
Cosa que a ella misma le dio risa,
Y a caza de apellidos
Por no pegar el don de vacío una hora
A la Corte se vino hecha señora
Con joyas y vestidos,
Adonde por lo abierta y por lo moza
Se llamó doña Julia de Mendoza.

Eran otros tiempos, pero parecidos los méritos para los ascensos sociales. Don Francisco era más directo. Y en el penúltimo de los versos, no escribió «adonde por lo abierta y por lo moza», sino «adonde por lo puta y por lo moza», que en el Siglo de Oro de la Poesía Española, - Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Góngora, el Conde de Villamediana, y el todavía niño Pedrito Calderón de la Barca-, al cornudo se le decía cabrón, a la ligera, puta, y al trucha, maricón. Y más tarde también. Don Manuel del Palacio calificó de puta a la Reina Isabel II, y los hermanos Gustavo Adolfo y Valeriano Bécquer no dudaron en levantarle a la hija de Fernando VII las enaguas y las vergüenzas, y en su obra conjunta prohibida, «Los Borbones en pelota» dedicar este respetuoso pareado en honor del Rey Francisco de Asís.

El Rey consorte,
El mayor pajillero de la Corte

Se decía, con la libertad de los satíricos, que Don Francisco de Asís, motejado como Paquito Natillas, distaba mucho del poder de pito que hogaño se le atribuye a un comunista podemita que mucho ha tenido que ver con algunas de ellas.

Y Don Francisco de Asís,
Sacando la minga muerta,
Al amparo de una puerta
Lloriquea y hace pis.

Y también,

Paquito Natillas
Es de pasta flora
Y orina en cuclillas
Como su Señora.

Eran infinitamente más libres los poetas del XVII que los del XXI. De ahí, que ante noticias tan agradables como la toma de posesión de Lilith Verstrynge del alto cargo de secretaria de Estado de la Agenda 2030, ante Irene Montero, Ione Belarra y la secretaria de Estado Pam, hayan volado a mi cabeza y memoria esos versos de Quevedo, de Gustavo Adolfo, y de Manuel del Palacio que nada tienen que ver con la Agenda 2030. Y no he incluido la cuarteta con pie quebrado de Eduardo Manzanos, siglo XX, dedicado a una hermosa mujer que no sabía hacer ni la O con un canuto y terminó de consorte de uno de los más poderosos personajes de España.

Sea reconocido que la dama
No elige mal a aquel que le acompaña
En el dulce descanso de la cama.
¡Viva España!

¡Vaya por San Dionís! La he incluido. Y tampoco tiene nada que ver.