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El astrolabioBieito Rubido

Olona en el camino de vuelta

Me parece que el camino de Santiago debería ser obligado para cualquier persona que tenga la pulsión de querer gobernar a los demás

Todos estamos en el camino y algunos ya empezamos el de vuelta, que suele ser la parte más interesante del largo trayecto de la vida. Lo mejor que nos puede ocurrir, como escribió Kavafis, es que el camino sea largo y arribemos a bahías nunca vistas y a islas maravillosas. Por eso entiendo a Macarena Olona, que al menos sabe que la meta de su caminar en este preciso instante es la monumentalidad del Obradoiro y el abrazo al apóstol Santiago, tan dado a producir el milagro que el peregrino le pide. Tras esos muros compostelanos de granito se esconde la raíz de Europa, la huella de nuestros antepasados, nuestra civilización, una explicación de nuestra historia. En definitiva, llegar a Compostela en un luminoso día de septiembre es permitir que el diálogo secular entre las piedras y nosotros se manifieste de nuevo como el gran monumento de lo que fuimos, lo que somos y lo que podemos dejar de ser si continuamos por la vía destructiva que algunos quieren imponernos, en ese sendero tóxico del adoctrinamiento de la extrema izquierda. Ese diálogo de las piedras, sin embargo, es la conversación del tiempo con nosotros mismos. ¡Qué importante es saber de dónde venimos! Insisto, me parece que el camino de Santiago, o el camino de la reflexión, debería ser obligado para cualquier persona que tenga la pulsión de querer gobernar a los demás. Macarena Olona, tan valiosa en determinados momentos, tan errada en otros, es un activo que la política española no se puede perder. Así que cuando regrese de su peregrinación, después de encetarse con las raíces y con la historia, después de pasar por tierras llenas de «loureiros», que son aquellos laureles que se ceñían a la cabeza de los ganadores en el mundo clásico, cuando recapacite, le aconsejo, aunque no me lo haya solicitado, que vuelva con serenidad al noble servicio de la patria, pero en lugar de la función pública, insista en el camino de la política.