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El puntalAntonio Jiménez

Pocas ideas y muchas improvisaciones

Veremos muchos más volantazos, contradicciones, imposturas y también infamias como la de trasladar a los asesinos etarras más sanguinarios a las cárceles vascas. Eso sí, Sánchez seguirá haciéndolo todo con la misma naturalidad con la que asalta el Puma o el Falcon

Las terminales mediáticas del gobierno, inasequibles al desaliento, informan coordinadamente que los precios dan un respiro en agosto después de que la inflación haya sido cuatro décimas inferior a la de julio a pesar de superar de nuevo los dos dígitos y de que la subyacente, la que realmente agujerea con más ahínco el bolsillo, fuera mayor aún. Supongo que esa sensación de alivio en el incremento de los precios que intenta transmitir la prensa afecta al gobierno socialcomunista es la que procura el uso del abanico por parte de los consumidores mientras se mueven por el súper o en sus casas.

Esas mismas terminales, tras conocerse el incremento del paro en agosto con más de 40.000 parados y la destrucción de 190.000 empleos, ven la botella medio llena y ponen acento en el total de parados más bajo en un mes de agosto de los últimos años. Con desparpajo el otrora reputado jefe de la Autoridad Fiscal Independiente, Airef , y actual Ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, asegura que el dato del paro de agosto «es muy bueno». Desde que Escrivá es ministro da la impresión de que está encantado de haberse conocido y no repara en tomarnos por idiotas. Algunos de sus ex colaboradores más próximos pueden atestiguarlo. Ese triunfalismo de Escrivá, sin embargo, es incompatible con la ralentización que experimenta el mercado laboral en la creación de empleo después de un mes de julio que arrojó los peores datos de las últimas décadas.

Con la inflación por encima del 10 por ciento y la creación de empleo en evidente desaceleración, el curso político ha comenzado con pesimismo ciudadano y algunas incertidumbres alimentadas por la convicción de que estamos en manos de un Gobierno incapaz de afrontar y enderezar la situación.

La falta de ideas, la descoordinación y la improvisación se han convertido en señas de identidad de un presidente desconectado de sus ministros a los que no le importa que caigan en el ridículo dejándoles que desacrediten, por demagógica, decían, una medida del PP que después asumirá como propia, seguramente por motivos electoralistas. Sánchez nunca ha tenido el menor pudor en decir o hacer una cosa y su contraria y por la misma razón tampoco ha dudado en aceptar la propuesta de Feijóo sobre la bajada del IVA en el gas a pesar de haberla rechazado y calificado antes de ocurrencia y contraproducente para bajar la inflación. Como tampoco parece importunarle el hecho de que su vicepresidenta, esa suerte de «sonrisa del régimen sanchista» que es Yolanda Díaz, incida en la desconfianza económica azuzando a los sindicatos contra los empresarios en favor de su particular campaña para subir de nuevo el salario mínimo, en una estrategia más propia de gobiernos populistas y de regímenes totalitarios que de una democracia.

A estas alturas de la legislatura y en función de las encuestas a las que intentará voltear echándose a la calle para recuperar una credibilidad ya muy perdida, veremos muchos más volantazos, contradicciones, imposturas y también infamias como la de trasladar a los asesinos etarras más sanguinarios a las cárceles vascas. Eso sí, Sánchez seguirá haciéndolo todo con la misma naturalidad con la que asalta el Puma o el Falcon.