Lo de Chile en España
Me preocupa la difícil forma que la izquierda y la extrema izquierda españolas tienen de aceptar determinados estados de opinión y, sobre todo, la voluntad de los ciudadanos
Conviene fijarse bien en lo que ocurre en algunos países hispanoamericanos para entender o anticipar algunas secuencias que se pueden reproducir en España. No en balde, Argentina, Venezuela, Cuba y Chile acogen algunas de las fuentes ideológicas que nutren a la extrema izquierda española, abrazada cada día más por Sánchez, con entusiasmo, por cierto. El texto propuesto y sometido al pueblo chileno era un disparate que contemplaba trece sistemas judiciales diferentes. De hecho, se trataba de la Constitución más indigenista de todos los países del área, donde la corriente etnicista está siendo alentada por la izquierda urbana. Lo curioso es que en la zona de la Araucanía fue rechazada de forma más contundente que en la propia capital, Santiago. Merece recordar, para analizar en su justo valor la apabullante victoria del rechazo, que el voto era obligatorio, es decir, que votó el país entero. El resultado es conocido: 62 % contra la nueva constitución y tan solo 38 % a favor. Nada menos que 24 puntos más. Pero esta extrema izquierda que padecemos no parece muy dispuesta a entender el mandato democrático y diáfano que envía el propio pueblo chileno y ya ha aparecido el recién llegado presidente colombiano, Petro, que cuestiona el proceso y quiere abrir otro hasta que logren su objetivo. Eso es lo que me preocupa para nuestro país, la difícil forma que la izquierda y la extrema izquierda españolas tienen de aceptar determinados estados de opinión y, sobre todo, la voluntad de los ciudadanos. No olvidemos que Sánchez tenía en su propio partido una urna llena de papeletas para falsear un resultado, por no recurrir a los cuestionados escrutinios del año 1936.
Nota final: Petro, el colombiano, viene de una escuela llamada «terrorismo». La convivencia, la concordia y el diálogo no suelen acompañar a estos perfiles en su formación política. Chile nos enseña varias cosas. Aprendámoslas en España.