La diadita
De una trifulca de pretendientes a la Corona de España, si bien Felipe V ya estaba coronado, nace el republicanismo del nordeste, lo cual se me antoja un acusado desvío de la seriedad histórica. Casanova, ilustre jurista, y partidario del Archiduque, apenas sufrió represalias
El independentismo se prepara para celebrar la Diadita, que este año se aventura más de andar por casa, más familiar. Se trata de una celebración de gran originalidad. Se conmemora una derrota, y se depositan ramos de flores al pie del monumento a Casanova, que fue un patriota español. El presidente de la Generalidad de Cataluña no acudirá en esta edición por el protagonismo de la ANC. Los de Juntos, se lo están pensando. No se llevan bien las familias del independentismo catalán. El independentismo catalán es como una familia cualquiera peleada por la herencia. Todo son intereses. Lo que se celebra es la rendición de una guerra monárquica. Perdieron los partidarios del Archiduque Carlos y vencieron los del primer Rey Borbón, Felipe V, creador de los Mozos de Escuadra. Y de una trifulca de pretendientes a la Corona de España, si bien Felipe V ya estaba coronado, nace el republicanismo del nordeste, lo cual se me antoja un acusado desvío de la seriedad histórica. Casanova, ilustre jurista, y partidario del Archiduque, apenas sufrió represalias. Pudo seguir ejerciendo con total libertad su profesión y jamás renegó de su Patria, España.
Para mí, que la Diada está mal elegida. Si yo tuviera influencia, cambiaría de fecha. Por ejemplo, el 17 de agosto, que según tengo entendido es el día en el que firmaron el acuerdo el Barcelona y el Bayern de Munich por el que Lewandowsky pasó a pertenecer al club de las palancas. Se festejaría una victoria milagrosa, no una derrota humillante.
Pero no me siento autorizado para proponerlo. Me llamarían botifler, lo cual, con independencia de su significado, me importaría un rábano. Es lo que teme el presidente de la Generalidad, que le digan botifler, como si tal apelativo tuviera importancia. Botifler es el tendero, aunque también se traduce por «mofletudo». En el interesante libro de entrevistas de Salvador Pániker «Conversaciones en Cataluña· (Kairós, 1969), el gran escritor José –«Josep»-, Pla, el irónico y magistral ampurdanés, se refiere a la independencia de Cataluña. Le dice a Pániker que Cataluña es la tienda y el resto de España es el cliente. Y que la tienda no puede sobrevivir sin su mejor cliente». Las cosas son así de sencillas, aunque Pilar Rahola se indisponga ante tan evidente nimiedad. Es cierto que desde 1969 al día de hoy han cambado mucho las cosas. El resto de España no depende ya de la tienda, porque produce lo suficiente, pero ese detalle no viene al caso porque nada tiene que ver con la Diada.
Siempre, desde niño, he sido afectuoso y sosegado. Me molestan mucho las peleas familiares. Y más aún, si las familias se enfrentan por herencias que no les corresponden. Cataluña no pertenece ni a «Junts», ni a ERC, ni a la ANC. Pertenece a todos los catalanes, y por extensión, a todos los españoles. Otra cosa es la herencia de los Pujol, que han demostrado un comportamiento familiar ejemplar en el reparto del testamento del abuelo. Todos para uno y uno para todos, como los tres mosqueteros, que fueron cuatro. Y creo que los catalanes independentistas harían bien en no pelearse por una quimera. Y para colmo, aprovechando una derrota para tirarse los trastos a la cabeza. Las derrotas se curan con el tiempo, no festejándolas con irascibilidad y destemplanza.
En fin, nens… Feliz Diadita.