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HorizonteRamón Pérez-Maura

No paramos de mejorar

Lo que ya sobrepasó todos los límites fue el que Presidencia del Gobierno ofreciera en 'streaming' el acto para que todos los medios de comunicación pudieran ofrecer en vivo esta 'agitprop' del Gobierno

La desfachatez con la que este Gobierno emplea los recursos públicos para promover causas particulares (y por tales entiendo tanto las partidistas como las de los ministros y exministros) superó el miércoles por la tarde una nueva cota difícil de igualar.

Recordarán ustedes –o no– a Salvador Illa, aquel ministro de Sanidad que tuvo la responsabilidad de hacer frente a la pandemia del coronavirus y que lo hizo tan, pero tan bien, que cuando dejó el cargo para irse a ser candidato a la Generalidad de Cataluña anunció una auditoría de su paso por el Ministerio y de cómo había gestionado desde allí la pandemia. Huelga decir que la auditoría nunca llegó, quizá porque el número de muertos debía quedar lo más tapado posible y tal vez porque las sospechas de corrupción son múltiples. Así que los españoles van a tener que conformarse con un libro titulado «El año de la pandemia: del Estado de alarma al inicio de la vacunación», escrito por el propio Illa y publicado por Planeta, editorial que siempre edita a los miembros de todos los Gobiernos –¿por qué será?– salvo que un presidente se resista a ellos con contumacia. Caso que se ha dado.

Illa concentró ayer por la tarde en el auditorio de la Casa de América a medio Gobierno para aplaudirle. Cuando yo presenté en 1997 mi primer libro Del Imperio a la Unión Europea. La huella de Otto de Habsburgo en el siglo XX quise hacerlo en ese mismo escenario. Se me denegó la posibilidad con el argumento de que en ese auditorio los actos debían estar relacionados con América. Supongo que desde entonces se habrá cambiado de criterio y quiero creer que no le han hecho un favor especial a Illa. Mas cabe preguntarse por la concentración de ministros. Se anunció la asistencia de diez, más el presidente. Supongo que se puede argumentar que no tiene nada de especial el que tus antiguos compañeros de Gobierno asistan al lanzamiento de un libro sobre hechos en los que te acompañaron. Cierto. Pero de los diez ministros, que asistieron cinco (Napoleonchu, Raquel Sánchez, Pilar Alegría, Félix Bolaños y Miquel Iceta), no coincidieron en el Gobierno con Illa ni un minuto. Es decir, se trataba de intentar dar la mayor institucionalidad posible a un acto que en realidad era estrictamente privado. Hasta ahí puede tener un pase, considerando que, en sus ratos libres, los ministros del Gobierno pueden ir a donde tengan por conveniente. Lo que ya sobrepasó todos los límites fue el que Presidencia del Gobierno ofreciera en streaming el acto para que todos los medios de comunicación pudieran ofrecer en vivo esta agitprop del Gobierno.

Hace falta una desfachatez infinita para emplear el aparato del Estado para promover el libro de un particular. Probablemente no ganará mucho dinero con él –aunque bastante más que si no se le hubiera hecho publicidad gratuita desde los medios afines y a instancias de la Moncloa. Pero esto se resume en que yo pago mis impuestos y ellos los emplean para seguir propagando sus mentiras sobre la pandemia y sobre cómo no se sabe cuántas fueron las muertes. Reconózcanme que no paramos de mejorar.