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El astrolabioBieito Rubido

Por qué Sánchez no viaja a Londres

Está vendiendo que lo hace porque se siente agraviado al asistir a la ceremonia fúnebre Don Juan Carlos y Doña Sofía. Mentira. No lo crean

Si algo no se le puede negar a Sánchez es su pasión irrefrenable por viajar. Ya sea en Falcon, en helicóptero Puma o en un humilde Citroën. Le gusta, eso sí, que el destino sea lo más lejano posible. Si, además, en esos viajes se alzaprima su perfil narcisista, mejor que mejor. Prefiere Londres a Toledo. En la capital manchega lo están esperando desde el sábado pasado, pero una sobrevenida apretura de la agenda le ha llevado a suspender el segundo acto de su gira triunfal por tierras de España. El «Que te vote Txapote» parece que hizo mella en su ánimo. No para dar marcha atrás en su perniciosa alianza con los bilduetarras, no, para no seguir viajando por la España real, esa que le silba y le abuchea. En realidad, con los datos de las elecciones en la mano, los españoles nunca le quisieron mucho a Sánchez. Por eso él no quiere a los españoles. De lo contrario no se aliaría con los enemigos de la propia España para obtener el poder.

Ahora ha decidido no ir a Londres, a las exequias de la Reina Isabel II. Está vendiendo que lo hace porque se siente agraviado al asistir a la ceremonia fúnebre Don Juan Carlos y Doña Sofía. Mentira. No lo crean. La verdadera razón por la que el actual inquilino de la Moncloa no acudirá el próximo lunes a Londres es simple y llanamente porque se enteró de que por protocolo va a quedar muy atrás en la basílica de Westminster, e incluso, como ya le ocurrió a otro primer ministro, hasta puede quedar eclipsado por una columna. Esa y no otra es la verdadera razón de su no asistencia. Los jefes de Estado, los monarcas asistentes y la familia van por delante de los primeros ministros o presidentes del Gobierno, y Sánchez, en su infinita soberbia, no tolera quedarse atrás, como ya vimos en varias ocasiones en las recepciones reales. Supongo que aprovechará para ir ese día a Toledo, donde le espera la otra España real.