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Un mundo felizJaume Vives

Ni seguro ni legal ni poco frecuente

Yo defiendo que el aborto debe ser ilegal, siempre es inseguro (para el niño) y su frecuencia debe ser inexistente

Existe un miedo muy extendido a hablar con libertad de una cuestión de suma importancia como es el aborto. Y ese miedo vuela de izquierda a derecha, de la periferia al centro. Es un miedo, eso sí, que solo afecta a sus detractores. Quienes están a favor hablan de él a pierna suelta.

Y luego están los que, aunque a favor, o todavía peor, indiferentes a la cuestión, intentan agradar a los dos negociados, a los partidarios del exterminio de bebés y a los escandalizados por el asunto.

Si tuviera que elaborar un top 3 de posturas ridículas y mediocres pondría en primer lugar a los detractores atrapados por el miedo, de quienes no voy a decir nada porque sería tirar piedras sobre el propio tejado. En segunda posición colocaría a los indiferentes, que no toman partido por nada que no sea el partido y, por último, a los partidarios que contravienen las leyes más elementales de la teología, la filosofía y la biología.

Y como bien habrá deducido el lector, hoy quiero prestar especial atención a los de la segunda posición, que sin ser los más ridículos, no se quedan cortos y hasta pueden llegar a decir cosas tales como que quieren un aborto legal, seguro pero poco frecuente.

Y uno ya no sabe si el aborto es cosa buena o no, porque claro, tiene que ser legal y seguro, pero también poco frecuente.

Que es tan absurdo como decir que casarse tiene que ser legal, seguro y poco frecuente. O tan macabro como decir que la mutilación genital tiene que ser legal, segura pero poco frecuente.

A veces no sé si nos gobierna gente absurda o macabra o una mezcla de ambas cosas. Mientras tanto, yo defiendo que el aborto debe ser ilegal, siempre es inseguro (para el niño) y su frecuencia debe ser inexistente.