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El astrolabioBieito Rubido

Sánchez ya no quiere más debates

De aquí a diciembre del próximo año todavía queda mucho tiempo. En este período hasta pueden hablar los caballos, que dice la fábula oriental. En un año puede embarrar el campo todavía más

Es muy conocida la escasa capacidad de Sánchez para encajar la adversidad. Al mínimo reproche, abucheo o contrariedad, suspende mítines, excursiones o comparecencias. Por ejemplo, es el inquilino de la Moncloa que menos entrevistas ha dado a medios que no comulgan con sus ideas, lo que evidencia dos cosas: muy poco credo democrático y nula aptitud para aceptar algo tan democrático como la crítica. Él es quien inventó hacer la oposición a la oposición desde el Ejecutivo.

Ayer Sánchez no tuvo su mejor tarde en el Gobierno. Insistió en el tono triunfalista, a imagen de Zapatero, mientras Feijóo le desmontó uno a uno sus tergiversados indicadores. La realidad de los españoles es muy terca: inflación, carestía de la vida, electricidad por las nubes, más paro que en el resto de Europa y el país endeudado como nunca. Pero lo mejor que hizo el líder del PP fue ofrecerle su apoyo para negociar otros presupuestos, unas cuentas del Estado más cercanas a la realidad. Sabemos, sin embargo, que a Sánchez le da urticaria pactar con el PP. Por eso Feijóo hizo muy bien en dejarle al presidente del Senado toda la documentación de los posibles acuerdos que ha propuesto al PSOE.

De aquí a diciembre del próximo año todavía queda mucho tiempo. En este período hasta pueden hablar los caballos, que dice la fábula oriental. En un año Sánchez puede embarrar el campo todavía más. También es cierto que como sigue la senda del zapaterismo, la consecuencia es que cada mes en la Moncloa supone dos escaños menos en el resultado final. De momento, ya lo verán, no volverá a convocar a Feijóo a más cara a cara. Su perfil psicológico, entre narciso y abusivo, no le permite volver a salir destemplado como ayer lo hizo. El líder del PP ya le tomó la medida.