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Ojo avizorJuan Van-Halen

El ejemplo Truss

El PSOE, si existe en alguna parte y quiere subsistir con decoro, debería seguir el ejemplo de los tories. El ejemplo Truss

Liz Truss no mantuvo ni veinticuatro horas su anuncio de resistencia proclamado ante el Parlamento. Dimitió tras una gestión económica errónea que movilizó en su contra a su partido y a parte de la sociedad. Su presidencia del Gobierno, 45 días, es la más fugaz del Reino Unido al menos en los últimos doscientos años. Truss había cesado a su muy cercano ministro de Hacienda, Kwarteng, y le dimitió la ministra de Interior, Braverman. La libra quedó por el suelo, el mundo económico se alteró, las encuestas comenzaron a ser muy preocupantes para los tories y no tuvo más salida que abandonar. Confesó que no podía asumir las promesas de su mandato tras sus medidas fiscales que rectificó su nuevo ministro de Hacienda, Hunt, sobre todo por el aumento del gasto. Las cuentas zozobraban y la primera ministra recibió cada vez más críticas desde su propio partido.

Truss ha sido la última residente en el 10 de Downing Street de la era de Isabel II y la primera del reinado de Carlos III. Confieso que este episodio de la dimisión de Truss me ha producido envidia como español. No sólo por su decisión, que se presentaba inevitable, sino por el trasfondo que evidencia. Por la coherencia de los conservadores y la muestra de realismo de la política británica. Los tories habrán de dar un giro si quieren enfrentarse a las urnas en mejores condiciones. Y no será fácil.

Boris Johnson se postula como sucesor, pero no veo su segunda oportunidad. Es cierto que el Reino Unido tiene antecedentes, entre otros el carismático Churchill, pero Johnson no es Churchill y los británicos han sostenido históricamente que no se debe hacer el ridículo mientras no sea obligatorio. Han demostrado que hay actitudes de sus dirigentes que no se perdonan, entre otras mentir al Parlamento. Veo mejor colocadas las cartas de Rishi Sunak, antiguo ministro de Hacienda, de Ben Wallace, ministro de Defensa, y de Penny Mordaunt que lidera la Cámara de los Comunes.

¿Por qué envidio, como español, a los conservadores británicos? Porque los tories no han reaccionado como un rebaño atendiendo a los intereses personales de los bien situados por el mando. No han prevalecido la posición ni el sueldo sino el interés general. Truss erró con sus medidas fiscales y fue advertida por el Fondo Monetario Internacional sobre sus riesgos, y su partido provocó su dimisión. Y en 45 días.

En España a Sánchez le debemos enormes errores y tropelías. Y mentiras. Mintió y miente al Parlamento ya desde la justificación mentirosa de su moción de censura. Mintió en un programa electoral que no cumplió, pactó su Gobierno con quienes aseguró que nunca pactaría, negó que llegaría a acuerdos con Bildu, se entregó a los secesionistas catalanes con pactos secretos que conocemos porque Aragonès los contó, tomó decisiones que el Tribunal Constitucional declaró ilegales, cuando no le conviene no hace caso al Consejo de Estado, tampoco respeta a la Justicia como en el caso de los indultos a golpistas y de las sentencias sobre la enseñanza vehicular del castellano en Cataluña. Ha ocupado la televisión pública –la BBC en el Reino Unido es un ejemplo de independencia–, ha acosado al Legislativo –una de sus decisiones durante la pandemia también fue declarada ilegal por el Tribunal Constitucional– y gobierna por decretos-leyes más que los gobiernos anteriores juntos. Ha multiplicado la deuda y relevantes organismos económicos internacionales y nacionales denuncian que las cuentas del Estado son una fábula. Nada que ver, por su exceso y calado, con el error de Truss.

El sanchismo es ya sobre todo una máquina electoral con trampas, utilizando el dinero público que debería ser de todos pero es un fondo a disposición de la Moncloa. Con televisiones y otros medios engrasados, unos sindicatos sumisos y un partido que sólo piensa en las bicocas, cree las encuestas de Tezanos y no asume los abucheos de la calle, parece que no encuentra motivos para reaccionar. Y siguen las mentiras. Sánchez llega de entrevistarse con Macron y, sobrado siempre, da a entender que triunfó su propuesta cuando se desestimó.

El PSOE, si existe en alguna parte y quiere subsistir con decoro, debería seguir el ejemplo de los tories. El ejemplo Truss.