Billetero
Si el juez insiste en investigar, sea respetada su decisión. Pero en mi opinión, por 425.000 euros no podemos escandalizarnos, faltaría más
El incansable y ejemplar fundador de Podemos, Juan Carlos Billetero, ha sufrido un injusto revés. A pesar del amoroso silencio de la Fiscalía, la Audiencia Nacional ha rechazado el recurso planteado por el insigne político, permitiendo que el juez Manuel García-Castellón siga investigándolo por blanqueo de dinero procedente del petróleo venezolano. Y todo por una cantidad ridícula, 425.000 euros, que no llevan a ninguna parte. Le han tomado manía y van a por él, precisamente a por él, el único dirigente político de España sobre el que no planean dudas acerca de su honestidad. Según parece, la empresa de Billetero ingresó esa pequeñez dineraria procedente del Banco de Alba, a cambio de un informe. De un informe fundamental que el señor Billetero redactó a cambio de una ridícula comisión por la venta de petróleo venezolano a Cuba en el mercado negro. Los informes conllevan desagradables riesgos. Nadie duda de la buena redacción del informe, libre de faltas de ortografía, lo cual no es frecuente en los redactores de informes de Podemos. Juan Carlos Billetero es el autor del más bello poema escrito durante la agonía bolivariana de Chávez. Sus versos puede ser equiparados en calidad con los de Federico García Lorca en su elegía al torero Ignacio Sánchez-Mejías, o a las Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre, don Rodrigo Manrique de Lara, I Conde de Paredes de Nava, y que a pesar de haber combatido con heroicidad y eficacia contra los musulmanes, no va a ser desposeído de su título ni exhumados sus restos de su tumba, que unos localizan en Villapalacios y otros en Ocaña. Un informe petrolífero firmado por tan excepcional poeta no merece la persecución de la Justicia.
El informante se siente desamparado. El perseverante juez que investiga su nimiedad presumiblemente delictiva afirma que su caso presenta «los caracteres de una falsedad documental». Y han aparecido nombres de testaferros y de testigos, noventa cuentas corrientes manejadas por el poeta Billetero, y facturas enfrentadas a la normalidad que convergen en el blanqueo de capitales. Y yo me pregunto: si Griñán va ser indultado por no haber percibido ni un euro de los 680 millones que el PSOE robó con su autorización a los trabajadores en Andalucía, ¿a qué viene esa animosidad contra Billetero por apenas 425.000 a cambio de un informe? Se dice, con malvado esquinamiento, que ese informe jamás existió. ¿Y qué? Tampoco existió la tesis original del doctorado de Pedro Sánchez, que se plagió de pe a pa, y ahora es doctor y sigue acomodado en la Moncloa. Sucede que Billetero carece de asesores, hace las cosas según su criterio, y sí, también hay que reconocerlo, en ocasiones se equivoca. Pero investigar con altas probabilidades de posterior procesamiento a un poeta de su categoría por 425.000 se me antoja que es acción extremadamente brutal. Billetero es comunista, y los comunistas, por definición, no roban. Lo ha dicho Alberto Garzón, y Garzón no habla por hablar. Por otra parte, si esos 425.000 euros de Billetero están ingresados en noventa cuentas corrientes diferentes, lo que corresponde a cada cuenta tiene menos valor que una lágrima de Rociíto.
Hay que poner las cosas en su sitio y la serenidad en el ánimo de todos. Si el juez insiste en investigar, sea respetada su decisión. Pero en mi opinión, por 425.000 euros no podemos escandalizarnos, faltaría más. Ánimo al gran poeta del Orinoco.