Sánchez no se deja ayudar
Él es quien enfrenta el BOE con el propio Supremo. Él es quien no cree en la división de poderes. El «que te vote Txapote» se va a imponer, por más fabulaciones que nos cuente Tezanos
Parece claro que a Sánchez le conviene el campo de juego embarrado, ya que no es un fino estilista del arte de la política. Tenía avanzado, que no cerrado, un pacto para renovar el Consejo General de Poder Judicial –decisión que a Feijóo le iba a costar más de un reproche en la bancada mediática de la derecha– y va y mete por medio la felonía de rebajar la pena por el delito de sedición, contando, una vez más, la mentira de querer armonizarse con Europa. Conviene decir que en países como Francia o Alemania no hay partidos que conspiren contra la unidad de su país y su integridad física. Entre otras cosas porque son ilegales. Aquí, sin embargo, nos creímos que los nacionalistas periféricos iban a ser leales con la democracia y la Constitución y no han podido salir peor.
Ha hecho bien el líder del PP al romper las negociaciones con el PSOE. Así es imposible progresar en la calidad de esta democracia. Cuando se antepone el plazo corto de un presupuesto a la unidad de España, está claro quién queda retratado. Si quieren reforzar las instituciones, como es el caso del Tribunal Supremo, lo que hay hacer es cumplir sus sentencias, incluida la del 25 por ciento de la enseñanza del castellano en Cataluña. No es el cambio de cromos de personas lo que hace más fuerte a la nación española, es la voluntad de creer en ella. Si Marta Rovira volviese en olor de multitud a Cataluña por culpa de esa reducción de la condena, la historia no se lo perdonaría a Feijóo. A Sánchez le da igual, ya lo demostró rompiendo todos los consensos posibles. Él es quien enfrenta el BOE con el propio Supremo. Él es quien no cree en la división de poderes. El «que te vote Txapote» se va a imponer, por más fabulaciones que nos cuente Tezanos.
Nota final: escribo este comentario al final de la jornada. Reconozco que lo hago enfadado. Creía que podríamos avanzar en algún pacto entre ambos partidos, pero con Sánchez es imposible. Confieso que tiene el lamentable defecto de radicalizarme. Me temo que le ocurre a muchos españoles. En lugar de trabajar en el territorio de lo común, insiste en su contumacia con los disgregadores y separatistas.