No es no
Encuesta tras encuesta el resultado anticipa un cambio de Gobierno. Salvo que los datos salgan de la cocina del CIS, que cualquier día recibe una Estrella Michelin
Sánchez está en caída libre y tendrá que empaquetar sus cosas para salir de Moncloa. La derecha suma y podría formar Gobierno. Encuesta tras encuesta el resultado es el mismo y anticipa el devenir del país. Salvo que los datos salgan de la cocina del CIS, claro está, que cualquier día recibe una Estrella Michelin. En un despiste, incluso Dabiz Muñoz dejó caer su curriculum en el despacho de Tezanos. Más baratos salen sus carísimos menús que cualquier encuesta del sociólogo de cabecera de Sánchez.
España ya le está diciendo que no a Sánchez. No es no. Aquella coletilla que tanto le repetía a Rajoy cuando el expresidente pedía una gran coalición para evitar un gobierno esclavo de separatistas como el que hoy tenemos. «No es no. Nosotros queremos un gobierno progresista para cambiar los problemas de la gente», decía Sánchez en 2016. Y cambiaron los problemas de la gente, no vamos a decir que no. Los problemas de sediciosos, malversadores y abusadores.
España dice no a que el presidente del Gobierno se pliegue ante sus socios. La mitad de los españoles no ven bien la reforma del delito de sedición, porque una cosa es que Sánchez le deba a ERC, a Bildu y compañía trabajar cada día en Moncloa en vez de en Ferraz y otra que hipoteque el futuro del país por aprobar los presupuestos. Quid pro quo, le decía Hannibal Lecter en El silencio de los corderos a una Clarice Starling desesperada por su ayuda. Como los separatistas con Sánchez: sedición por cuentas. Quid pro quo, Pedro.
España dice no a ser el ridículo internacional. Que el supuesto gobierno más feminista de la historia haya aprobado una ley que reduce las penas a abusadores y no haya dimitido nadie aún es motivo para que todas las instituciones que defienden a la mujer se planten delante del Ministerio de Igualdad hasta que haya una solución. No verán esa imagen, porque de subvenciones hay que vivir y porque la culpa en realidad la tienen los jueces por machistas. No muerdas la mano que te da de comer.
España dice no a que le tomen el pelo. Si se quiere reformar la malversación, se puede hacer, pero se exige, por lo menos, un poco de decencia. Llevar a cabo la modificación justo en el momento en el que Griñán va a entrar en prisión, para que así se beneficie y no tener que indultarlo, roza la desvergüenza. Y los españoles estamos acostumbrados a que nos vacilen, pero siempre hay una gota que colma el vaso.