Filoetarras
Acusar a un partido de promover la cultura de la violación cuando la calle se está rellenando de violadores beneficiados por la ley estrella de Irene Montero, es muy grave, además de falso
Un individuo con un rostro muy raro que se hallaba sentado en el sillón que ocupa habitualmente el trasero de Maritxell Batet, y del que me he enterado por la prensa que se apellida Gómez de Celis, se sintió extremadamente dolorido cuando la parlamentaria de Vox, Patricia Rueda, se refirió a los congresistas de Bildu como «filoetarras». Le exigió que retirara inmediatamente su acertada definición, y después de una tensa espera durante la cual Patricia Rueda le dijo que nanay, que ella no retiraba nada, el del rostro raro expulsó a la diputada de Vox. Lo que dijo Patricia Rueda responde a la realidad, y suavizó el concepto. Porque los de Bildu, al menos algunos de sus parlamentarios, no son filoetarras, sino etarras. Filoetarras son los amigos de Bildu, los que pactan con ellos la destrucción de España, los que permanecen en el Gobierno gracias a sus votos. Filoetarra es Sánchez, y Marlasca, y los podemitas. Amigos de los etarras, como en tantas ocasiones y verborreas han reconocido el propio Pablo Iglesias, Echenique o la Belarra. Otegui no es filoetarra, es etarra de los pies a la cabeza, y fue miembro del comando de la ETA que secuestró a Javier Rupérez, y del intento fallido de secuestrar a Gabriel Cisneros, al que alojaron en su estómago, cuando éste se resistió, un par de balas de las que hieren y matan, no de las que recibe Pablo Iglesias con Pablo Iglesias de remitente.
Muchos socialistas no lo son, pero la parte socialista del Gobierno y sus obedientes parlamentarios son filoetarras, porque están ahí por los votos de sus amigos etarras, del mismo modo que son filoseparatistas, porque siguen ahí por el apoyo de ERC. Yo soy filomadridista y culéfobo. Y por supuesto, hispanófilo e hispanofilio, amigo de España e hijo de España, y Sanchófobo, el que aborrece a Sánchez, que no es lo mismo que a todos los Sánchez, que son muchísimos y mejores personas que el Berenjenas.
Posteriormente, Irene Montero, que está cada día que pasa más arrinconada y enloquecida, acusó al PP de promover la cultura de la violación. Sucedió que en el sillón presidencial del Congreso ya no estaba el del rostro raro, sino la infumable Batet, gran defensora de los 9.000 asesinatos de Companys, y la Batet no exigió a su amiga Irene que retirara sus palabras. Acusar a un partido de promover la cultura de la violación cuando la calle se está rellenando de violadores beneficiados por la ley estrella de Irene Montero, es muy grave, además de falso. Patricia Rueda fue expulsada por decir una verdad, en tanto que Irene Montero se mantuvo en su escaño por berrear una mentira, sin ser amonestada por la admiradora de Companys, antigua esposa del pepero acomplejado Lasalle y actual compañera de hecho –y supongo que de lecho– del exministro de Justicia Julián Campo, elegido por Sánchez para ocupar un sillón del Tribunal Constitucional con la finalidad de aprobar las leyes redactadas por el ministro Julián Campo. Porque España ya ha sufrido el Golpe de Estado contra su libertad y su independencia democrática. De ahí a cumplirlo en su totalidad derrocando a la Corona, bastan y sobran unos pocos meses.
La puta Europa observa y calla. Un Gobierno que desobedece al Tribunal Constitucional, al Tribunal Supremo, que pacta con la ETA y los separatistas y que mantiene en el Gobierno a representantes del comunismo más delirante y atroz, no parece preocupar en la Unión Europea de la Agenda 2030. Un presidente del Gobierno que presume de pasar a la Historia por haber meneado los huesos de un muerto, no es un presidente del Gobierno. Es un psicópata de la vanidad. Su compañero de partido y presidente de Aragón lo ha certificado. «A España y al PSOE les habría ido mejor sin Pedro Sánchez».
Ya es tarde, Lambán. Y usted también se llevará su ración de culpa.