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HorizonteRamón Pérez-Maura

Que el Rey no hable, por favor

Ser el garante de la Constitución y no poder defenderla te pone en una situación imposible. Y además un Monarca constitucional no puede tener un enfrentamiento abierto con su Gobierno

De la infamia política vivida esta semana, sin duda lo más notable ha sido ver a toda la izquierda diciendo que esto es un golpe de Estado, otro 23F, porque el Tribunal Constitucional esté intentando valorar si se está violando la Constitución. ¿Para qué si no existe el TC? ¿Por qué le tienen tanto miedo? Y si no dejan al TC valorar el recurso presentado ahora por el PP, ¿sí dejarán que lo haga cuando sea presidente Cándido Conde-Pumpido, beneficiario de esta reforma anticonstitucional? ¿Es ésta la separación de poderes en la que cree el sanchismo y toda la izquierda española?

Lo que hemos vivido esta semana pasará a la historia de España como el punto de inflexión en el que la izquierda española, acompañada de los que quieren acabar con la integridad territorial de la nación, finiquitó la Constitución de 1978. Decía yo en estas páginas el pasado 6 de diciembre, día de la Constitución, que ya no había nada que celebrar. Y, por desgracia, los hechos me han dado la razón.

Desde el momento en que una mayoría del Parlamento, incluyendo los miembros de la coalición gubernamental, no permiten al Tribunal Constitucional emitir su juicio, que le es requerido de manera cautelarísima, ha saltado por los aires la división de poderes. Y con ella la Constitución, violada sin matices desde el poder.

En medio de esto son muchas las voces que se cuestionan qué puede y qué no puede decir el Rey en su próximo discurso de Navidad. Mañana es la entrega de despachos a los nuevos fiscales. Por primera vez no está previsto que el Rey pronuncie un discurso como ha hecho siempre. ¿Cuántas veces ha callado este Gobierno la voz del Rey? El discurso del 24 de diciembre es tradicionalmente el que el Monarca elabora con más libertad, aunque siempre informa de su contenido al Gobierno con anterioridad. Si yo fuera el jefe de su Casa, me plantearía muy seriamente si el Rey debe salir a hablar sin poder hacerlo con la libertad necesaria. Ser el garante de la Constitución y no poder defenderla te pone en una situación imposible. Y además un Monarca constitucional no puede tener un enfrentamiento abierto con las políticas de su Gobierno.

Se pone muchas veces el ejemplo de Balduino de Bélgica cuando renunció al trono durante unas horas para no tener que firmar la ley del aborto. Era una cuestión de conciencia. En España hoy es una cuestión política que afecta a la espina dorsal de nuestra democracia. Y la solución más limpia sería que este año el Rey no pronuncie ningún discurso de Navidad. Con ello no violaría ni la Constitución ni ninguna otra norma. Y en algunas ocasiones, cuando no dices nada, lo dices todo.