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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Gustos ordinarios

Lo decía y repetía constantemente el gran Antonio Mingote: «En asuntos de gustos y braguetas, nunca opines ni te metas»

Contaba Luis Sánchez Polack, «Tip», que nada más aprobarse la Ley del divorcio de Fernández Ordóñez, sus tíos Severino y Amparo acudieron ante el juez para formalizar el suyo. El tío Severino había cumplido 101 años y la tía Amparo, más jovencita, los 99. El juez les preguntó por los motivos de tan urgente separación legal, y fue ella, la tía Amparo la que respondió a su señoría: –No queríamos dar un disgusto a los niños–. Hasta que no fallecieron los niños, mantuvieron las formas. Para mí, que se trataba de una genial historieta de Tip, porque se la oí contar en diferentes ocasiones, con los tíos llamándose de distinta manera. De tío Severino y tía Amparo, pasaba a tío Obdulio y tía Fuensanta, y de ahí, a tío Luis Antonio y tía Marifé. –¿Qué importa que cambien de nombre? Yo los quería muchísimo, y me acuerdo siempre de ellos en estas fechas tan señaladas–. Rondaba la Navidad.

Los gustos y los sentimientos ofrecen muchas sorpresas. King Kong es una excepción. Por lo normal, a un gorila le gusta una gorila, a una jirafa otra jirafa y al manatí y el dugongo, una manatí y una dugonga. Sorprendente, pero así es. Si un hombre, acompañado de una mujer despampanante, se detiene en un zoo en el espacio reservado al oso polar, no le hace falta poseer una capacidad extraordinaria de observación para comprender que al oso polar le importa un bledo la mujer despampanante, y al contrario, pierde el sentido con la osa polar que le gruñe cariñosamente desde el estanque de agua. Lo decía y repetía constantemente el gran Antonio Mingote. «En asuntos de gustos y braguetas/ nunca opines ni te metas». Sabia sentencia.

Sorprende el silencio de Europa ante el ataque a la Constitución Española por parte de Pedro Sánchez y sus socios separatistas y filoterroristas. Creo que algo tiene que ver en esa indolencia tan peligrosa el gusto de la presidente de la Comisión Europea Ursula von der Leyen.

En el gusto humano nada tiene que ver la ideología política. Recuérdese que, con anterioridad a Juan Carlos Campo, la presidente del Congreso de los Diputados amó profundamente al diputado del PP y posterior secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle. Y para mí, que soy un otoñal o invernal observador, que Pedro Sánchez le hace tilín a doña Ursula, alemana nacida en Bélgica –grave anomalía para una nibelunga–, y de ideología conservadora, si bien comparte con Sánchez el pin de la Agenda 2030. Y quizá, el golpe de Estado contra la libertad en España.

Doña Ursula es una mujer de buen aspecto y deslizante finura. Como diría un protagonista de telenovela venezolana enamorado, «camina en bellesa». Pero es mujer de gustos ordinarios. Como en el epigrama de principios del siglo XX.

La bella condesa de San Amador
Con el conde ni amaba ni yacía;
Le aburría muchísimo su amor.
Que a la condesa, el que le ponía
Cuando a limpiar chimeneas acudía,
Era Pepe, el deshollinador.

En las fotografías en las que aparecen el Berenjenas y doña Ursula, se adivina un coqueteo en trance de aumento de intensidad. Miradas húmedas, sonrisas traviesas y cariñitos de hormigueos. Corazones que laten al unísono, si bien Pemán, con autorización científica, denunció la falsedad del corazón como receptor de los latigazos de la pasión y del amor. El corazón ni siente ni padece, y sí el aparato digestivo, pero, tal como don José María afirmaba, no queda bien del todo declarar a la mujer amada «te quiero con todo mi yeyuno y mi duodeno».

Dios me libre de insinuar la existencia de una relación, no más allá de la mutua simpatía, entre el Berenjenas y doña Ursula, pero nadie puede negar que de acuerdo a la documentación gráfica acumulada en los últimos años, a doña Ursula le divierte mucho conversar con Pedro Sánchez, y esa armonía le impide a la teutona –espero que no se produzca la infantil errata–, cumplir con su deber, que no es otro que denunciar desde Europa, y en nombre de Europa, el asalto a la Constitución y la democracia en España que está ultimando Sánchez con sus separatistas y sus filoterroristas. En este caso, yo le rogaría a la señora Von der Leyen, medida, distancia, seriedad, aplomo y firmeza. Y algo de prudencia, como dice el pareado del siglo XXI.

Que nadie se tome a coña
El carácter de Begoña.

De cualquier manera, aunque no lo parezca, es mujer de gustos muy ordinarios. Una decepción germana.