El triste ostracismo del Rey
Si Sánchez tenía que aprovechar un encuentro en el andén de una estación para plantear al Rey un tema tan peliagudo era porque ya no hay despachos semanales. Algo que ahora se confirma
Antonio R. Naranjo consigue, además de escribir columnas de opinión que tienen un enorme seguimiento, aportar informaciones de excepcional interés para la opinión pública. Después de todo y antes de incorporarse a esta segunda etapa de El Debate no fue ajeno al descubrimiento de la tesis doctoral plagiada de Pedro Sánchez.
El pasado viernes publicó en estas páginas una información extremadamente interesante sobre cómo Sánchez había ocultado al Rey el finiquito de la política histórica de España respecto al Sahara y la decisión personal de reconocer la marroquinidad reclamada por Rabat para la antigua colonia española. Medio siglo de política exterior tirado a la basura por una decisión personal más propia de un dictador.
En esa crónica había otro dato muy grave que quizá pasó desapercibido. Como explicaba Naranjo «Pedro Sánchez solo mantuvo cinco despachos formales con el Rey en el primer trimestre del año 2022, una cifra ínfima al lado de la habitual en otros presidentes que, como Mariano Rajoy, mantenía citas oficiales con el jefe del Estado con carácter semanal. Fuentes cercanas al expresidente del Gobierno confirman a este periódico que el dirigente popular se agendaba una cita semanal fija, cada lunes en concreto, y que siempre se trasladaba físicamente a la Zarzuela a cumplimentar el rito institucional con un encuentro cara a cara. Sánchez ha preferido comunicarse con el Monarca incluso por teléfono, espaciando los encuentros personales como ninguno de sus predecesores.» Y si en la respuesta que da Sánchez a la información solicitada por El Debate, con la mediación del Consejo de Transparencia, escogen el primer trimestre de 2022 para mencionar que hubo cinco despachos -no se especifica si acudiendo Sánchez a Zarzuela o por teléfono o videoconfenrencia- cabe imaginar que en los sucesivos trimestres la frecuencia de los despachos ha sido menor. Cualquiera entiende que, si en el segundo trimestre los despachos hubieran sido ocho o diez, hubieran puesto ese ejemplo. Pero no lo fueron con toda seguridad.
Cuando el pasado lunes vimos la escena de Sánchez humillando protocolariamente al Rey al precederle en el andén de la estación de Chamartín no tuvimos claro lo que sucedía hasta que el martes El Debate explicó que el presidente del Gobierno había aprovechado ese encuentro para pedir al Rey su apoyo a la reforma constitucional que estaba intentando sacar delante de forma subrepticia. Y el Rey se había negado. Sánchez cree que a él no se le puede oponer ni el Rey. Yo tuve claro de inmediato que si Sánchez tenía que aprovechar un encuentro en el andén de una estación para plantear al Rey un tema tan peliagudo era porque ya no hay despachos semanales. Algo que ahora se confirma: Sánchez mantiene al Rey en el ostracismo (DRAE. Ostracismo: Apartamiento de cualquier responsabilidad o función política o social)
Una persona que me quiere bien me dice que «sacando estas cosas a relucir la derecha va a acabar con la Monarquía». Ella está más bien alineada con la gauche caviar. Yo no lo sé, pero lo que veo es que según van pasando los meses y los años con Pedro Sánchez en el poder, los desplantes a la Corona son cada vez más numerosos y graves. Y la actitud en la Casa del Rey es no darse por enterados. No digo yo que cuando el Rey va por el andén de Chamartín y Sánchez se le anticipa a dar la mano al secretario de Estado de Infraestructuras tenga que llegar alguien de Zarzuela y relegarle a empujones. No. Pero sí creo que lo menos que cabe hacer es exigir al presidente del Gobierno un despacho semanal con el jefe del Estado. Y si no lo hace, vías tiene Zarzuela para que se sepa y así denunciarlo. Pero si nunca haces nada, cada vez estás peor. Y cuanto más te agachas, mas se te ve el c…