Un Gobierno de Pin «Pam» Pun
Seguimos anclados en la misma hoja del mismo capítulo de una legislatura que no ha servido para proteger más y mejor a las mujeres de la violencia machista y sexual
La única verdad que probablemente ha dicho Sánchez en su vida es cuando aludió al insomnio que le causaría encamarse con Pablo Iglesias y Podemos en la Moncloa. Le faltó añadir que no sólo él tendría dificultad para conciliar el sueño; también el resto de los españoles que cuestionábamos la conveniencia de su alianza con los hiperventilados asamblearios morados liderados por el «coletas».
La tal «Pam», Ángela Rodríguez, subordinada de Irene Montero con rango de secretaria de Estado de «Igual-da» que «Da-igual» y un sueldo de casi 120.000 euros al año que los insomnes contribuyentes le pagamos con nuestra piel, se ha empeñado desde su osada ignorancia, inconsistencia intelectual y frívolo proceder en procurarnos, además de problemas para llegar al sueño, la pesadilla de padecerla a ella y a toda la excrecencia «podemita» de la que Pedro y Begoña dependen para disfrutar del Falcon y de la Moncloa.
«Pam», como su jefa, Irene Montero, no sólo adolece de formación y conocimiento compatibles con el empeño que requiere su cometido sino también de humildad para admitir el grave error de trivializar y frivolizar en público sobre la excarcelación de violadores gracias al engendro jurídico del 'solo sí es sí'.
«Pam», Montero, Belarra , Díaz , siguen sin superar el estadio idealista y candoroso de la asamblea de facultad a pesar de llevar cuatro años sentadas en el Consejo de Ministros. Son la «pandi de la tarta» que utiliza sin pudor los medios públicos para pegarse unos viajes de tronío a Nueva York y donde haga falta, en alegre cuchipanda con cargo al presupuesto del Estado.
No han perdido descaro como tampoco han regenerado nada de la democracia y acaso han ganado en desvergüenza y soberbia en la misma proporción que han ido revelando su incompetencia para gestionar algo que no sea atender la centralita telefónica de los ministerios que «okupan» y servir algún café.
Estas ineptas e indocumentadas, incapaces «miembras» y miembros del peor Gobierno que nunca antes había tenido España desde la restauración de la democracia, que perpetran leyes que desprotegen a las mujeres y benefician a los delincuentes mientras ofenden a las víctimas e insultan a jueces y periodistas por reprobar y cuestionar su competencia, siguen disfrutando de la regalía del poder gracias a Pedro Sánchez .
Es Sánchez el primer responsable de la banda por nombrarlas y ahora no destituirlas, consciente como es de ser rehén de Podemos y de cuantos socios le permiten seguir en la Moncloa. Es lo que tiene gobernar sin principios ni escrúpulos.
Pero en su pecado lleva implícita la penitencia por que las consecuencias de aprobar una ley jurídicamente infumable con resultados opuestos al fin perseguido, como la del 'solo sí es sí', y cambiar el Código Penal para beneficiar a delincuentes y debilitar el Estado frente a aventuras secesionistas, planearán sobre sobre su cabeza hasta el mismo día de las urnas de mayo y diciembre por más esfuerzos que haga, y ha hecho antes de 2023, por evitarlo.
Salvo Félix Bolaños, esa lumbrera que ilumina la estrategia «sanchista» que ha proclamado que el Gobierno ya ha pasado página sobre el «procés», los demás seguimos anclados en la misma hoja del mismo capítulo de una legislatura que no ha servido para proteger más y mejor a las mujeres de la violencia machista y sexual, ni para desinflamar un conflicto alimentado por unos dirigentes políticos insaciables que nunca renunciarán, como así se han encargado de recordárselo a Sánchez a pesar de su claudicación, a la independencia y a una república catalana. Y durante la próxima cumbre España-Francia en Barcelona así se lo harán saber.
La pagina del «procés» sigue abierta tal y como ha confirmado con su auto, jurídicamente sólido y fundado, el juez Pablo Llarena y también Puigdemont, con un nuevo desafío a la justicia y al Estado desde Waterloo. Y tampoco se olvidarán las consecuencias de legislar para beneficiar a malhechores, ya sean sexuales o políticos corruptos, y perjudicar a las víctimas.
En el PSOE se sabe que en mayo la factura de tanto desbarajuste y estropicio legislativo e institucional no la pagará Sánchez, sino sus propios candidatos municipales y autonómicos. Y en diciembre tendrán de nuevo la palabra los ciudadanos para pronunciarse sobre la continuidad de Sánchez y de un Gobierno que ya sólo vive enredado y pendiente de gestionar sus propios líos.