Pilar Alegría, mucho látigo, poco Ministerio
El fracaso escolar crece en España por primera vez en 13 años, con una ministra de Educación que dedica el grueso de sus esfuerzos a perseguir a Feijóo
Algún día aparecerá un gurú expertísimo que explicará a los partidos políticos, de uno y otro signo, que los políticos pitbull, esos que se pasan el día mordiendo la pantorrilla del adversario, acaban volviéndose cargantes para el respetable. Le ocurre a Pilar Alegría, actual instrumento flagelante del sanchismo.
Las últimas encuestas recogen que un 64,7 % de los españoles no tienen ni flores de quién es esta señora. Así que aclaramos que se trata de la ministra que ocupa la cartera de Educación desde julio de 2021, cargo que compatibiliza con el de portavoz del PSOE, que es a lo que de verdad se dedica.
Pilar Alegría, aragonesa de 45 años, hooligan de la causa regresista (su único medio de vida), se pasa la vida impartiendo la correcta doctrina en la pantalla de TVE y otra canchas afines. Cada vez que emergen sus mechas rubias y su sonrisa sardónica, nos endilga la misma perorata: Feijóo es un peligroso e indocumentado ultra y los españoles debemos de dar gracias a la bondad social del Padrecito Sánchez, que nos mantiene a flote ante los más tenebrosos temporales. El marcaje de Pili a Albertiño es más pegajoso que el que le hizo el panadero Gentile a Maradona en el Mundial 82, cuando cosió al Pelusa a patadas y codazos.
María Pilar Alegría Continente, abonada a ensalzar las bondades de «lo público», por supuesto envió a su hijo a un estupendo colegio privado de Zaragoza, el Liceo Francés (similar hipocresía a la de su predecesora, Celaá, que mandó a sus hijas a un excelente centro católico). El ya clásico socialismo caviar. La actual ministra de Educación se licenció en Magisterio. Pero su currículo oficial no consigna ningún empleo fuera de la política. Se afilió a UGT y el PSOE siendo universitaria, y a vivir de funcionaria del puño y la rosa: diputada a los 31 en el Congreso, luego consejera autonómica, candidata fallida a la alcaldía de Zaragoza, delegada de Gobierno para que no se quedase sin curro tras pinchar, y por fin, ministra y portavoz del PSOE.
Pilar se esfuerza mucho, sí. Pero solo en su rol «pitbulliano» al servicio del PSOE. Debería probar a aplicarse un poquillo también en el Ministerio, porque bajo su férula resulta que se están batiendo récords: por primera vez en 13 años ha subido en España la tasa de abandono educativo, situada en el 13,9 %. Solo Rumanía lo hace peor en Europa.
Un consejo amistoso: sosiéguese un poco, reduzca la acidez de la bilis doctrinaria, tómese alguna mañana sin dar la brasa en los medios, deje de promocionar la burramia igualitaria en las aulas y de condenar el esfuerzo. En síntesis, trabaje algo en el Ministerio, que es para lo que le pagamos con nuestros impuestos, no para hacer de látigo insomne de Ferraz y aburrir hasta a los ficus con las gastadísimas soflamas de un progresismo teletubbie.