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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Los secretos de Junqueras

Servidores públicos actuando al más puro estilo de la mafia calabresa, cuyo protagonismo en el 1-O ha sido ocultado a la ciudadanía que no a la Justicia

Lluís Salvadó es hoy el presidente del Puerto de Barcelona. Ha sido enchufado por ERC, por su amigo y jefe Oriol Junqueras, el delincuente indultado por Sánchez, porque en octubre de 2017 era su secretario en la Consejería de Hacienda. Lo sabe todo de la malversación y el golpe que dio su jefe aquel día, al igual que Josep María Jové, también mandamás en la Vicepresidencia de Esquerra y por tanto brazo ejecutor del expresidiario Oriol. Gran parte de la claudicación del Gobierno de España con los golpistas se ha hecho para beneficiar a estos cargos intermedios, junto a otros dieciocho que ayudaron a perpetrar el delito y que guardan secretos que harían hablar a las piedras. Los políticos condenados les temen tanto porque podría darse la paradoja de que estos jefecillos purguen en la cárcel más años que ellos, hasta ocho, y su inhabilitación se prolongue durante veinte. Para evitarlo, el sanchismo rebajó la malversación. Mejor en la calle, callados, que, entre rejas, largando.

Siempre nos detenemos en los cabecillas del procés, que son los que aprietan el botón para votar las leyes de Sánchez a cambio de que desarme al Estado, pero hay auténticos cerebros del golpe sin cuyo concurso hubiera sido imposible colocar las urnas chinas en los colegios, montar una Hacienda catalana bien nutrida del dinero de todos los españoles, ante la incompetente mirada de los órganos del Estado, y edificar todo el entramado separatista, incluyendo control de aduanas y un Banco propio, que requería de altos funcionarios que conocieran los resortes administrativos como la palma de su mano.

El tal Salvadó era el secretario de Hacienda que, en lugar de velar por el mejor destino de los impuestos de los catalanes, se dedicó, según los investigadores, a dar órdenes a su secretaria para que rompiera todos los documentos comprometedores antes de que llegara a requisarlos la Guardia Civil el 20 de septiembre de 2017, cuando cercaron la Consejería para que no entraran las fuerzas del orden y amenazaron a una secretaria judicial, que tuvo que trepar por el tejado. Hay grabaciones en poder de la justicia en la que esta criatura exigía a su asistente que «eso que tienes controlado, desaparecido». Tritura los papeles, en la jerga delincuencial.

Servidores públicos actuando al más puro estilo de la mafia calabresa, cuyo protagonismo en el 1-O ha sido ocultado a la ciudadanía que no a la Justicia, porque ellos atesoran información muy comprometedora de los que dirigían el Gobierno. Para ellos se ha vaciado el Código Penal pero, a pesar de Sánchez y de Junqueras, la reforma legal no les va a librar de sufrir peticiones serias de prisión. Salvadó, que debería estar preparando su defensa al estar procesado por cuatro delitos, fue nombrado presidente del Puerto comercial más importante de España, así evitaba ser inhabilitado del escaño que disfrutaba desde 2012 y de paso sus jefes, con la anuencia del presidente del Gobierno de España, le callaban la boca.

Esperemos que les salga a todos el tiro por la culata y malbaratar nuestro Código Penal no sirva a sus fines: primero indultar a los condenados, luego eliminar el castigo penal y finalmente legalizar sus objetivos. El abc de Pedro y Oriol.