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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Cumbre hispano-marroquí

Mohamed estuvo amabilísimo. Ordenó situar al lado de Sánchez la copia de uno de sus retratos preferidos. No lo hace con cualquiera

–¡Ya estamos en Marruecos, Mohamed! He venido con doce ministros.
–Bienvenido, Sánchez.
–Tenemos que vernos.
–Cuando quieras, Sánchez.
–¿Te viene bien hoy?
–Hoy no puedo. Tengo que visitar a mi tía Fátima en Casablanca. Está muy mayor.
–¿Y mañana a primera hora?
–Imposible, Sánchez. He citado a mi peluquero en Palacio.
–¿Por la tarde?...
–Es el cumple de mi sobrino Hassán.
–Pues si no te parece mal, el viernes
–El viernes me voy de «finde» a París. En otra ocasión, Sánchez.
–Sí, Mohamed, porque tenemos que vernos.
–¡Cuando quieras!

Mohamed estuvo amabilísimo. Ordenó situar al lado de Sánchez la copia de uno de sus retratos preferidos. No lo hace con cualquiera. El ministro de Asuntos Exteriores quedó impresionado por el detalle y se lo comunicó a su colega marroquí.

–Lo del retrato del Rey Mohamed ha sido un detallazo.
–Ya sabes lo que el Rey os quiere y respeta. ¿Has traído el dinero?
–Claro. Unos mil millones de euros.
–Es poco para que os reciba Su Majestad.
–Pero también traemos proyectos y ofertas.
–Me parece bien, pero…
–Y una petición. Que nos devolváis los móviles del presidente, de su esposa y de la ministra de Defensa.
–Por nuestra parte no hay inconveniente. Ya hemos hecho varias copias de sus conversaciones privadas.
–Dos mil millones.
–Sube, sube, Albares.
–El problema es que los premios Feroz nos han costado un congo.
–Eso es cosa vuestra, Albares. Si queréis recuperar los móviles con las cosas de Begoña, tres mil millones.
–Eso lo tiene que negociar mi presidente con tu Rey.
–Por eso han quedado en verse en el futuro.
–¿Cuándo?
–No hay fechas. En unos meses. Yo que tú, prepararía cuatro mil millones, por si acaso. Y tu promesa de que la prensa española y las radios y televisiones omitan la nacionalidad de los violadores cuando son marroquíes.
–Eso lo tenemos perfectamente controlado.
–En tal caso, os podéis volver cuando os plazca. Sin el Rey Mohamed, esta cumbre no sirve para nada.
–Mi presidente se ha sentido muy bien tratado por teléfono.
–Mi Rey ha estado muy cariñoso con él. Siente por Sánchez mucho respeto.
–Pues siguiendo tu sugerencia, nos volvemos a España. Ministro.
–Estaremos en contacto. Reserva cinco mil millones.
–A ver si podemos… Creo que sí.
–Buen viaje, Albares.
–Gracias y, sobre todo, jamás olvidaremos vuestras muestras de cariño.
– Por Alá, es lo menos que…
–De verdad, nos sentimos agradecidísimos.
–No os acompaño al aeropuerto porque tengo golf. Pero os despedirá alguien importante.
–No tengo palabras.
–Si son seis mil, mejor, Albares.
–Vale, vale, vale.

Y retornó la parte española de la cumbre.