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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Gracita Bolaños no da una

Bolaños y Patxi López se han quedado compuestos y sin apoyos para la reforma exprés de la atroz ley del 'solo sí es sí', evidenciando que ERC y Bildu se fían más de Podemos que de Sánchez

Pido prestado a mi querido Carlos Herrera el acertado sobrenombre, un epíteto me atrevería a decir, con que ha bautizado al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños; pero a la vez lo siento por la entrañable actriz madrileña, cuya voz atiplada y salero la hizo inolvidable para generaciones de españoles, cualidades ambas ausentes en ese sucedáneo de ministro.

Si no fuera por las consecuencias tan trágicas que concurren en la hora política presente, la trayectoria de Bolaños, madrileño de 47 años y letrado de profesión, movería a parecidas carcajadas que las que despertaba nuestra añorada Sor Citroën. Resulta que este ministro para todo de Sánchez no ha dado ni una desde que el jefe lo elevó a coordinador del desgobierno socialista. En cualquier empresa medianamente seria este fontanero monclovita con cara de no haber roto nunca un plato (y ha destrozado varias vajillas), habría sido puesto de patitas en la calle por torpe. Allí donde se arrima sube el pan (bueno, con este Gobierno, aunque él no se arrime también sube) y una desgracia da paso a otra. Hace unas horas usó una pregunta de sus socios separatistas para transformarla en su propio control a Feijóo, lo que no deja de ser una burla inaceptable al Parlamento.

Las dos últimas chapuzas del llamado a ser el gurú de las fechorías del Gobierno, son de aurora boreal. Sánchez y Bolaños malbarataron el Código Penal a la medida de los delincuentes del procés, eliminando el delito de sedición y rebajando el de malversación, con la esperanza de que las inhabilitaciones a las que fueron condenados los golpistas fueran anuladas y pelillos a la mar: Junqueras sería candidato de ERC y la veintena de cargos intermedios, muchos de ellos sus colaboradores directos que malversaron dinero público, saldrían de rositas. El Supremo, en una sentencia demoledora, ha mantenido el honor del Estado frente a sus enemigos, a los que Sánchez pretendía dejar impunes, haciéndose acreedor del célebre vaticinio de Churchill a Chamberlain: «Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra». Sánchez ha deshonrado al Estado y, además, ha facilitado que vuelvan a atacar su integridad territorial.

Junto a este éxito de Gracita Bolaños, hace unas horas ha conseguido otro que lleva su indiscutible firma, repartidos los honores con otro inútil político de libro, Patxi López. Ambos se han quedado compuestos y sin apoyos para la reforma exprés de la atroz ley del 'solo sí es sí', evidenciando que ERC y Bildu se fían más de Podemos que de Sánchez, a pesar de haberse hincado de hinojos ante ellos desde que le votaron la investidura. El presidente, que se había presentado como el primo de Zumosol que iba a solucionar el problema creado por las chicas de la tarta –¡cuatro meses, y 500 violadores después!– ahora tendrá que seguir el procedimiento establecido por sus socios para la contrarreforma. Un pan como unas tortas del ínclito hombre orquesta sanchista.

A esta hoja de servicios de Bolaños hay que sumar que madrugó un festivo de mayo de hace un año para participar al mundo de que al presidente del Gobierno le habían espiado por el método Pegasus, comparecencia que se estudiará en las facultades de Políticas como ejemplo de lo que nunca debe hacer un gobernante con media neurona. En el colmo del despropósito, quien lo anunciaba a bombo y platillo era el principal responsable de la seguridad de las comunicaciones de Sánchez, es decir, el encargado de que eso no ocurriera. Imposible hacerlo peor, y encima lo cacarea para contentar, de nuevo, a los indepes catalanes, víctimas según ellos de otros pinchazos telefónicos. Los mismos separatistas con los que se ha sentado a negociar de tú a tú en la felona mesa de diálogo, mientras pactaba la delirante Ley de Memoria Democrática con los herederos de ETA. Patriotismo en estado puro.

A este mismo lumbreras le debemos que nos mostrara a la segunda magistratura del Estado, aunque no lo parezca esa es la dignidad que ostenta Pedro Sánchez, poniéndose en ridículo jugando a la petanca o tomando café y pastas con anónimos ciudadanos que, oh casualidad de las casualidades, están vinculados con el PSOE o directamente son militantes, usados todos como claque a mayor gloria de Su Sanchidad.

A veces pienso si Bolaños no es un tapado de Feijóo.