A dónde va la izquierda
La gran baza que tiene Sánchez para defenderse de un auge de la izquierda a su izquierda es que en Francia la Unión Popular no ha gobernado nunca y en Grecia Syriza llegó al poder también sin haber tocado presupuesto jamás
Cuando uno vive días como los de la hora presente, cuando ve la obra de ingeniería social que está perpetrando la izquierda en un Gobierno presidido por el secretario general del PSOE, la pregunta que cabe hacerse es qué futuro tiene esta izquierda.
Si hacemos un repaso a la izquierda europea en los últimos años, hay casos muy interesantes, pero no hay una pauta común.
La formación socialista más importante de Europa en la segunda mitad del siglo XX y, sin duda la más influyente en el PSOE fue el Partido Socialista Francés. Ésta es hoy una formación marginal que en las últimas presidenciales del año pasado logró el 1,74 por ciento de los votos. La izquierda en Francia la encarna hoy Jean-Luc Mélenchon con la Unión Popular, que obtuvo en primera vuelta de las presidenciales un 21,95. Y no olvidemos que el Partido Comunista Francés logró en esa primera vuelta el 2,28 por ciento. Bastante más que el Partido Socialista.
Si miramos a Italia, el histórico Partido Socialista de Bettino Craxi acabó siendo disuelto y aunque después ha sido refundado con el mismo nombre, hoy juega un papel marginal en la política italiana. Algo parecido ha sucedido con el Movimiento Socialista Panhelénico, el Pasok griego de la familia Papandreu. Ser superados por la izquierda por Syriza, el partido de Alexis Tsipras, ha hecho del Pasok un cadáver político. La última vez que tocaron poder fue en 2011 Y en 2015 Papandreu abandonó el partido y se presentó a las elecciones con una nueva formación, el Movimiento de Socialistas Democráticos que no obtuvo representación. Este pedazo de líder es el que ha cedido el año pasado la presidencia de la Internacional Socialista, que seguía ostentando, a Pedro Sánchez.
Los otros dos grandes referentes de la socialdemocracia en Europa son el SPD alemán y el laborismo británico. El SPD encabeza un Gobierno de coalición en Berlín y no parece que La Izquierda surgida de los antiguos comunistas de Alemania Oriental vaya a ser una amenaza a su dominio del espectro político de izquierda en la República Federal. En el Reino Unido el Partido Laborista vive días de rosas en las encuestas, principalmente porque el desastre del Partido Conservador en el Gobierno es difícil de comparar con nada de lo vivido en ese reino en su historia. Ítem más, el sistema parlamentario británico hace muy difícil que a ningún partido político le pueda surgir una alternativa en su mismo espectro ideológico. En todo caso, lo que puede ocurrir es que una determinada línea política tome el control de uno de los partidos existentes, como fue el caso en el Partido Conservador con el Brexit.
Llegamos así a España. ¿Hacia dónde va el PSOE? ¿Se le avecina un futuro como el del socialismo en Francia y Grecia o como el de Alemania y el Reino Unido? Es arriesgado apostar, pero parece prudente decir que hay un porcentaje relevante de votantes socialistas que no están de acuerdo con nada de lo que hemos visto aprobar a este socialismo en los últimos meses. Y puede haber otra parte del PSOE, no tan numerosa, que concluya que para votar a un partido obediente a Podemos, es mejor votar directamente a Podemos. Pero hay una diferencia muy importante entre las opciones electorales de la Unión Popular de Mélenchon y las de Unidas Podemos. En España el panorama de la izquierda está más dividido que casi nunca. Y, sobre todo, mucho más dividido que el del centro derecha. A PSOE y UP tenemos que sumar Más País y todavía no sabemos dónde ubicar a Yolanda Díaz, que cada vez se moja menos y a la que no vimos en la eufórica manifestación del pasado jueves a las puertas del Congreso para celebrar la imposición de la «Ley Trans». Y tampoco olvidemos que los nacionalismos de diferentes comunidades están casi unánimemente alineados a la izquierda.
La gran baza que tiene Sánchez para defenderse de un auge de la izquierda a su izquierda es que en Francia la Unión Popular no ha gobernado nunca y en Grecia Syriza llegó al poder también sin haber tocado presupuesto jamás. Mientras que en España sí tenemos una experiencia de este nuevo comunismo tocando poder. Y es muy aleccionadora.