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El astrolabioBieito Rubido

Mi bandera también es la tuya

Es más, Míriam, creo que mereces una oportunidad para que aprendas a apreciar y a amar al resto de España, ese país, esa nación de la que formas parte

Míriam Nogueras, la portavoz de la vieja y corrupta Convergencia, ahora llamada Junts, debió de estudiar muy poca historia. Entre otras razones porque es hija del pujolismo, que fue un sistema basado en el latrocinio permanente de los fondos públicos y en la inoculación del odio. Le enseñaron una historia falseada y ella, en su inmensa ignorancia, no sabe que la bandera que nos representa a todos también es suya y ayer hizo un ejercicio de autoodio que es la forma más absurda de odiar. Algún día ese globo que desde su infancia le fueron inflando con mentiras, como ocurre en los cuentos, le explotará. No sé si en sus narices o en su corazón.

Quiero que sepas, Míriam, que tu apellido, Nogueras, es muy español, como la bandera que tratas de despreciar. Es español porque es catalán, porque Cataluña siempre fue España y lo seguirá siendo por mucho empeño que una parte de la sociedad de tu región ponga en lo contrario. Esa bandera representa la historia de siglos de un pueblo donde tus antepasados también tuvieron su hueco y su tiempo. Representa el país democrático que te deja hacer política y permite tus desplantes. Me gustaría enseñarte un poco de Historia de la buena. No de las falsificaciones con las que te envenenaron. Es más, creo que mereces una oportunidad para que aprendas a apreciar y a amar al resto de España, ese país, esa nación de la que formas parte. De esa manera no tendrías que aborrecer tu presente. Entiendo que la realidad de Cataluña no es la mejor, por eso abominas de ella.

Entre los senderos que la vida todavía te reserva, Míriam, se encuentra el de la decepción. Llegarás a él, como tantos otros, con los arañazos que el amor, la vehemencia y el odio nos dejan a todos. Encontrarás consuelo, no te preocupes. Admite, sin embargo, mi consejo: deja de odiar. No reniegues de tu país ni de tu bandera, que no te engañen. Esa bandera, cuando ondea al viento, además de mía es tuya.