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Perro come perroAntonio R. Naranjo

Míriam Nogueras

La choni de Junts es mala, pero la peor es Meritxell Batet, la Enríquez Negreira del Congreso

Míriam Nogueras es la choni que retiró la bandera de España del Congreso de España, donde presta servicios como diputada de España gracias a la Constitución de España.

Lo hace en nombre de Junts, que parece la marca de unos sujetadores de oferta en el mercadillo, pero ejerce por delegación de España, que también aparece en su DNI, en su acta como diputada, en su pasaporte, en su libro de familia y hasta en el carné del videoclub, donde en tiempos acudiría probablemente a alquilarse películas de Fernando Esteso para disfrutarlas en todos esos días festivos que le ofrecía, y cogía, el calendario lúdico español.

Puede parecernos muy tonta, pero no la hay más lista en varias hectáreas a la redonda: sin otro cometido que el de lamerle el occipucio a Puigdemont, con esa lengua ardorosa que ojalá nunca se muerda sin un antídoto a mano, se ha levantado ya 700.000 eurazos en el mismo periodo en el que, al autónomo medio, le ha dado tiempo a sufrir cinco embargos, tres multas de Hacienda, seis requerimientos de la Seguridad Social y quizá un par de quiebras.

Lo molesto de Nogueras no es que piense como un encapuchado del Ku Klux Klan o un zumbado de instituto en Wisconsin, sino que le sea tan sencillo vivir a todo lujo en un país donde tantos malviven a toda ruina y que, cuando comete un desliz con la bandera, el sistema no aproveche para ajustarle las cuentas.

Porque Meritxell Batet tiene a su disposición el artículo 106 del Reglamento del Congreso, y puede aplicarlo sin otra guía que su propio criterio: «Cualquier persona que en el recinto parlamentario, en sesión o fuera de ella y fuese o no Diputado, promoviere desorden grave con su conducta de obra o de palabra, será inmediatamente expulsado. Si se tratare de un Diputado, el Presidente le suspenderá, además, en el acto en su condición de Diputado por plazo de hasta un mes, sin perjuicio de que la Cámara, a propuesta de la Mesa y de acuerdo con lo previsto en el artículo 101, pueda ampliar o agravar la sanción».

Nogueras, diputada y choni a jornada completa, debería estar hoy suspendida de empleo y sueldo durante al menos un mes, pero tendrá la complicidad pasiva del Gobierno y el aplauso de su tribu, con la que se ha ganado ya el derecho a repetir en una lista para seguir viviendo del cuento en Madrid de lunes a viernes y volver a su masía alocada cada fin de semana.

Ella hace su trabajo, en fin, pero el problema es que el resto no haga el suyo. Tenemos un Congreso asaltado por una turba remunerada, sin duda, pero también dirigido por una recua de insensatos, melifluos, gallinas e hipócritas que, cuando nadie les ve, se van a comer sushi con el dinero que todos les han sacado a las víctimas de sus desprecio.

Nogueras es una mamarracha notable, pero Batet Brañas, que suena a Enríquez Negreira, es el árbitro que amaña el partido.