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HorizonteRamón Pérez-Maura

Aragonès y Colau, no; el peor es Sánchez

En plena campaña electoral de las elecciones municipales en Cataluña Sánchez no quiere ser visto acompañando al Rey. Y jamás un paso detrás del Monarca, aunque no fuese más que por tener las piernas un poco más cortas

Ayer tuvimos una nueva jornada de afrentas al Rey en Barcelona. Esto es tan habitual que apenas se menciona en los medios de comunicación o se hace de pasada, como si fuera algo normal. Quien más lamenta la indiferencia a sus gestos de agravio no es la víctima, S.M. el Rey. A quien más se ofende con esa indiferencia es a los propios autores de la falta de respeto al Rey, que hacen un gran esfuerzo por conseguir que el mayor número de medios reseñen su ausencia en la línea de recepción al Monarca.

A estas alturas los medios hacen referencia al desplante con la coletilla «…una vez más». Y las cosas que ocurren una vez más no son noticia, como el día de la marmota. Se profundiza más entonces en el hecho de que después de no saludar al Rey, sí se ponen en la foto oficial con él. Visten así de gesto político algo que no pasa de ser pésima educación. Sin más. Llegar a cualquier sitio y no saludar al anfitrión, que es el que se pone en el centro de la foto, no puede ocurrir más que en esta España desestructurada. Sería inimaginable hacerle eso al presidente de la República Francesa y ponerse después a su lado en la foto, hombro con hombro. Que es lo que hizo ayer Aragonès. Bueno, para ser un poco más rigurosos, el presidente de la Generalidad puso su hombro a la altura del codo del Rey. A buen seguro que el protocolo casi imperial de la République française lo impediría incluso con el uso de la fuerza. Lo sacarían arrastras.

No se si por cansancio ante esta escenificación infantil de su independentismo, ayer pensé que la falta de respeto de estos dos personajes al Rey de todos los españoles, también de ellos, no fue peor que la que perpetró el presidente del Gobierno allí presente.

Como se sabe, el Rey preside todo acto al que acuda, por más que este presidente del Gobierno pretenda contraprogramarle y robarle la atención de los medios. O de los participantes en un Congreso como Mobile World. Lo que ayer vimos fue verdaderamente sorprendente. Cuando el Rey comenzó su gira por el Congreso para que le explicasen las novedades más relevantes y le presentasen a los participantes más destacados, Pedro Sánchez no lo acompañó y se dispuso a desarrollar su agenda en paralelo recibiendo a otros participantes que así no estaban disponibles para que los viera el Rey. Como afrenta novedosa, no está mal. Pero hay algo más, detrás de esa falta de respeto al jefe del Estado al que el presidente del Gobierno debe rendir pleitesía siempre, se esconde una estrategia política cobarde que no por reiterada merece ser ignorada.

Sánchez, en plena campaña electoral de las elecciones municipales en Cataluña no quiere ser visto acompañando al Rey. Y jamás un paso detrás del Monarca, aunque no fuese más que por tener las piernas un poco más cortas. Es decir, involuntariamente. El PSC aspira a gobernar todos los ayuntamientos que pueda de la mano de los independentistas y ninguno con la ayuda de los constitucionalistas. Y así hay que huir del Rey. Como siga en el Gobierno el próximo año es capaz de prohibirle inaugurar el Mobile. Se admiten apuestas.