Mujer y libre
Ninguna de las leyes antimujer que ha impuesto este Gobierno del discípulo de Fidel Castro representan a las mujeres y mucho menos a las feministas de verdad
Nací mujer y primero que cualquier cosa soy mujer, luego cubana, y escritora. Nací en 1959, o sea esclava del castro-comunismo totalitario y he conquistado mi libertad en el exilio. Feminista de las de verdad, con una obra, es lo tercero, o sea, viene después, aunque no tan lejos, pero siempre después de ser madre. Nunca he militado como feminista, pero me siento feminista por el granito de arena que he aportado a la lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer con mi obra escrita y con mis acciones, algunas de estas acciones desconocidas por la gran mayoría, porque lo que haces con tu mano derecha no lo debe saber la izquierda, nunca mejor dicho.
Ser mujer a lo largo de la historia, desde los antiguos hasta la actualidad, ha significado mucho, una enormidad: no podría existir la especie humana sin la mujer, con sus características de mujer, a las que hay que añadir lo femenino, la mentalidad femenina.
Al referirme a la actualidad lo hago recordando a todas esas mujeres feministas, o no, que fundaron ejemplaridad y universalidad con sus vidas, con el mero hecho de existir y de hacer. Ellas son las que me representan.
Sin embargo, desdichadamente, a diario, las que hemos hecho algo para que la mujer sea elevada con sus plenos derechos al pedestal que le corresponde, debemos contemplar cómo las que no han hecho más que pisotear con bestialidad e ignominia nuestras conquistas usurpan espacios tras haber usado sus cuerpos rebajados al deseo del macho y nos quieren imponer un neofeminismo que más machista y de lo peor no puede ser.
Esas tipejas, esas politiquejas, no me representan. Lo subrayo, no me representan, ni debieran representar lo que significa ser mujer y feminista.
En España está sucediendo lo que sucedió en Cuba a una velocidad que nadie pudo o se atrevió a controlar y a detener.
Desde 1930 existió en Cuba un movimiento feminista sumamente importante llevado a cabo por institutrices, creadoras, periodistas, todas mujeres cultísimas de obra y acción, preparadas y abnegadas. Al llegar Fidel Castro al poder declaró a lo macho que antes de él Cuba era el burdel de los Estados Unidos, y que todas las mujeres cubanas habían sido prostitutas. Fingió que las liberaba, sacó a algunas del conocido barrio de meretrices de Colón, y les endilgó el traje de milicianas, conminándolas a reprimir al resto de las mujeres. Al frente colocó a Vilma Espín, que condujo hasta su muerte la Federación de Mujeres Cubanas, que no admitía en sus filas a mujeres que pensaran distinto al macho alfa, al machista-leninista. Lo mismo ha hecho Mariela Castro, la hija de Vilma Espín y de Raúl Castro, sobrina de Fidel Castro, con el CENESEX, otra organización para fabricar revolucionarios de los homosexuales, y el que se niegue no tiene derecho a elegir su sexualidad ni a vivirla plenamente.
Numerosas mujeres fueron encarceladas por pensar diferente, y después fusiladas. El cineasta cubano Lilo Vilaplana estrena ahora, después de haber estrenado Plantados, otra nueva obra fílmica titulada Plantadas, en ambas películas se cuentan las historias del horror del presidio político bajo el castrismo. Plantados se vio en España, y se puede ver en Amazon Prime. Aquí les dejo el tráiler de Plantadas que pronto estará en los cines:
El Gobierno social-comunista de Pedro Sánchez, un Gobierno de gente muy inculta empezando por él mismo y menos preparados que ninguno de los anteriores, ha hecho exactamente lo mismo que Fidel Castro. La Vilma Espín de la España actual es esa politiqueja que llegó al poder usando sus artilugios de mujereta, con la intención y el propósito diario de incordiar, de amargar, de gritar, de calumniar, de mentir, de mandar desde el vicio insano de dominar, mientras asume ahora vestimentas, modales, perversidades del macho alfa, aquel que pretendía torturar a una periodista hasta hacerla sangrar.
Ninguna de las leyes anti mujer que ha impuesto este Gobierno del discípulo de Fidel Castro representan a las mujeres y mucho menos a las feministas de verdad. No sólo no las representan, las desprotegen y las rebajan, las humillan, las resitúan en una no historia, en un no pasado, en una no lucha por la igualdad. Las mujeres libres, las feministas libres no debemos aceptarlo de ninguna manera.