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Cosas que pasanAlfonso Ussía

La Pam... plinas

Autoestimúlese, pero déjenos en paz a los más o menos vulgares y normales. Mujeres y hombres. El 75 por ciento está con nosotros

La señorita Pam, la más sonriente y rellenita de las churris de Irene, se ha escandalizado. Ordenó a unos cuantos de sus servidores perder el tiempo y el dinero encuestando a mujeres, y los resultados no le han producido satisfacción alguna. «Es un escándalo que el 75 por ciento de las mujeres en España prefieran la penetración a la autoestimulación». Lo que resulta escandaloso, monina, es que una secretaria de Estado se ocupe de esas chorradas y viva inmersa en ellas. El inmortal Antonio Mingote era mucho más respetuoso en asunto tan baladí: «En cosas de braguitas y braguetas/ nunca opines, ni hables, ni te metas». Son incorregibles estas obsesas. Si la señorita Pam prefiere la autoestimulación a la penetración es algo que importa un bledo al 99,99 por ciento de la humanidad. Me he puesto en contacto con mi asesora sexual, la eminente doctora Ludmila Gagarinova, sobrina del primer cosmonauta soviético, Yuri Gagarin. La doctora Gagarinova es hija del hermano menor del astronauta, Alexander, y trabaja en el Instituto Bioquímico Sostenible de Moscú-Almudena Grandes. Es una mujer, además de sabia, rabiosamente atractiva, una María Sharapova con cuarenta años. Habla un español perfecto como todos los rusos que hablan español, que son más de los que creemos. Para no herir la susceptibilidad de los separatistas catalanes que me leen en El Debate, me permito reconocer que también conozco a un ruso que habla catalán. Dimitri García Feliú Metreveli, nieto de un gerundense que viajó a la URSS y se enamoró de Tatiana Metreveli, azafata de Aeroflot. Pero mi deber es centrarme en mi breve charla telefónica con la doctora Gagarinova. «Doctora, ¿usted prefiere la penetración o la autoestimulación?». «Sin duda alguna, lo primero». «Gracias, doctora». Así de rápido y sencillo.

En nuestro tesoro epigramático, apenas se recogen citas autoestimuladas. A las mujeres de los siglos XVIII y XIX también le gustaban más los penetradores.

A la mujer de Mas, Blas
La visita por demás,
Y según propios y ajenos,
Para la mujer de Mas
Lo de Mas, es lo de menos.

Del poeta Tejada sí hay una velada y escondida referencia a la estimulación, pero a la estimulación compartida, no a la que propugna y recomienda la señorita Pam.

Haciendo frutas de cera
A su novia dijo Juan:
«Ya que los moldes están,
Puedes hacerme una pera».

Hay que ser justos. En ocasiones, la penetración es decepcionante. El fabulista y poeta José Félix de Samaniego, así lo hace constar.

«¿ No te viene?» le decía
A Irene, Antón sin recato.
Y ella, triste, respondía:
«¡Si no ha entrado todavía!
Es muy flojo tu aparato».

Y Juan Baldoví, valenciano, apunta hacia otros objetivos.

A solas en su aposento,
Gregoria me suplicaba
Que le refiriese un cuento
Del que yo no me acordaba.
«Piénsalo bien», me decía,
«Que te vendrá a la memoria»,
Y al tiempo que me venía
También le vino a Gregoria.

Decepcionante la experiencia de la condesa Zamoyska, sobrina del gran Juan Varela. Su matrimonio con el conde Zamoysky fue anulado por la incapacidad física del conde.

«Señor conde, dígame:
¿De qué sirve, señor conde,
El que yo tenga por dónde
Si usted no tiene con qué?»

Por otra parte, y sería conveniente que la señorita Pam, la autoestimulada, lo tuviera en cuenta, de ese tipo de actos y acciones no se habla en las familias bien educadas. Son memorias y recuerdos individuales, en el procedimiento recomendado por la señorita Pam, y de dos personas en el supuesto aconsejado por la doctora Gagarinova y por este modesto partidario de la coyunda tradicional. Discreción en la evocación. De Ramón de Campoamor.

Diciéndolo, no diré
Lo que aquel pinar esconde,
Que allí, ya recuerdas dónde
Nos pasó ya sabes qué.

Autoestimúlese, pero déjenos en paz a los más o menos vulgares y normales. Mujeres y hombres. El 75 por ciento está con nosotros.

Y Pam.