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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Secretaria de Estado de Orgasmos

Ahora estar fuera de la moral oficial es tener relaciones con un hombre heterosexual, no considerarlo mero suministrador de espermatozoides y no denunciarlo para que sea sometido a castración química

Los de mi generación teníamos a los payasos de la tele para divertirnos. Gaby, Fofó, Miliki y luego Fofito y Milikito, que nos preguntaban invariablemente: «¿Cómo están ustedeeeeeees?» y los peques, hoy llamados baby boomer, contestábamos al unísono: «Bieeeeeeeeeen». Ahora, solo quedan rescoldos de aquellos tiempos felices y la diversión ya no la proporcionan los hermanos Aragón sino las estalinistas de Pedro Sánchez. Un grupito de indocumentadas a 100.000 euros el mes, enfermas de poder y totalitarismo, que han alumbrado filfas legislativas, que lejos de abochornarlas y devolverlas a la cola del paro de la que las sacaron Iglesias y Sánchez, ha obrado redoblar sus furores protouterinos y se han colado directamente en nuestra cama, después de asaltar nuestro Código Penal, nuestra nevera, nuestros sostenes, nuestra menstruación, nuestra cuenta corriente y nuestra memoria familiar y colectiva.

Mientras las jefas Irene Montero e Ione Belarra ultiman los campos de reeducación donde someterán a las resistentes, tienen a una disparatada secretaria de Estado, con el cerebro idéntico al centro del donut, conocida como Pam, sermoneándonos día sí y día también. Su última arenga no tiene parangón: rodeada de una claque donde las neuronas, también en el paro, han sido sustituidas por las neuras, quiere que nos entreguemos al placer orgásmico diseñado por el politburó de Galapagar. Dice la secretaria de Estado de Orgasmos que es un escándalo que el 70 por ciento de las chicas prefieran la penetración a la autoestimulación. El estudio demoscópico sobre el que se fundamenta esa teoría ya invita a la duda: ¿lo ha hecho Tezanos?, ¿el muestreo es sobre la población que vota a «Pam» o la juventud en general? ¿Cuánto dinero se ha gastado este departamento de propaganda en tamaño dislate?

La alguacil de Irene Montero tiene una biografía bisexual que igual explica ese odio a los hombres, en cuya virilidad la ínclita ha identificado los males del mundo, lo cual nos lleva a una pregunta definitiva: ¿con qué clase de hombres han tenido relación estas desquiciadas para situarlos en la antesala del infierno? Desconozco el currículum amoroso de la susodicha, donde probablemente encontraríamos muchas respuestas al enigma, pero su ministra sí es todo un tratado freudiano sobre esas patológicas obsesiones. No se me ocurre mejor ejemplar de macho dictador, paternalista, endiosado y misógino que Pablo Iglesias para que todo cuadre en las mentes de las chicas de la tarta, el bollo o la tortilla.

Estas sectarias miran por el ojo de la cerradura lo que hacemos las mujeres en la intimidad, emulando a Gerd Wiesler en La vida de los otros, donde la Stasi del Berlín Este espiaba a Christa-Marie, una actriz díscola y enamorada para que no se encamara con librepensadores disidentes del comunismo. Ahora estar fuera de la moral oficial es tener relaciones con un hombre heterosexual, no considerarlo mero suministrador de espermatozoides y no denunciarlo para que sea sometido a castración química. Todo para acabar con la dominación heteropatriarcal. Lo último de «Pam» es decir que el consolador de moda, el «Satisfyer», es una «máquina para matar fascistas» que, en su lógica, son todos los hombres que no están peleados con la ducha, respetan a sus mujeres y que trabajan en algo más productivo que levantar pancartas en las manifestaciones.

¿Cómo están ustedeeeeeeees? Mal, muy mal. No nos lo merecíamos.