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Perro come perroAntonio R. Naranjo

Que aborte la madre de Abascal

'Lady Pamceta' pretende ahora encargarse de la educación sexual de España, y va armada con un BOE y una colección de Satisfyer

Todo el mundo se ha fijado en Ángela Pam Bimbo Rodríguez, la ya legendaria secretaria de Estado de Igualdad, deseando el aborto retroactivo de la madre de Santiago Abascal, que intuyo no se hubiera planteado algo así ni aun en el caso de que la tecnología le hubiera dado, en su momento, la mala noticia de que en lugar de a un Santi iba a tener una Angelita.

Tampoco ha pasado desapercibida su pasión por los Satisfyer, rebautizados como «matafascistas» con un razonamiento del que me atrevo a dejar sobre la mesa una teoría: ella debe creer que la parte reproductiva de las relaciones carnales es directamente machista y que es mejor el fin de la humanidad que su prolongación gracias a un infame varón.

Y para que la parte estrictamente placentera del asunto no permita que el fascista en cuestión sobreviva, nada más apropiado que sustituirla por un artilugio que no debe ser barato, salvo para ella: gana 119.000 euros al año, que son exactamente 119.000 euros más de los que lograba en su anterior trabajo en una empresa privada, que no era ninguno.

Puede, en fin, permitirse todos los consoladores que estime: el promovido por energía solar para ser sostenible; el de forma de Tomahawk, en homenaje inclusivo a las minorías sioux; o incluso el de aspecto de pepino, plátano o calabacín, en clara apuesta por una alimentación ecológica alejada de las costumbres carnívoras, tan franquistas ellas.

Pero aunque las dos intervenciones más recientes de Pamceta Rodríguez hayan sido las más vistosas, con permiso de sus insultos a los jueces y sus risotadas por la liberación de violadores del mes pasado, la más importante es la relativa a la educación sexual que pretende impartirle a toda España, ayudada por todas las chicas del Coro de Igualdad.

Van a explicarle a las mujeres cuáles son sus derechos sexuales en plena menstruación; a los hombres imponerles la coyunda con la luz encendida si la pareja de baile excede en carnes a la propia Pam y lo prefiere a oscuras y a las menores de edad, con sexo indefinido o sin él, las mejores alternativas individuales para alcanzar el paroxismo que ellas parecen obtener de solo pensarlo.

Poner la educación sexual en manos de las mismas trastornadas que legislan a favor de la mutilación infantil, de la implantación de un tercer sexo entre el masculino y el femenino o de la condena preventiva del hombre sin otra prueba que la palabra de una mujer, aunque se llame Juana Rivas; denota el grado de deterioro al que hemos llegado sin darnos cuenta.

No hace tanto, Irene, Pam, Isa y otras chicas del montón hubieran limitado la exposición pública de sus delirios a las paredes del retrete de un instituto: hoy hacen costosas campañas publicitarias con sus desvaríos y tienen el BOE para transformarlos en obligación vinculante.

No saben hacer ni la o con un canuto pero van a regular la intimidad, que es el último refugio del ser plenamente libre, para adaptarlo a su canon enfermizo.

O se van pronto, o aquí acabamos todos sorbiendo chupitos de sangre, con un Satisfyer clavado en todo lo alto y pidiendo la interrupción voluntaria de un embarazo psicológico con una de estas locas amputándonos el níspero por ultraderechista.