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El puntalAntonio Jiménez

La izquierda entra en depresión en Madrid

¡Qué escándalo, los ricos también se benefician de las ayudas que aprobamos. Aunque tienen derecho a ello! De risa

Leo en el diario «sanchista» de la mañana, el mismo que ignoró que la líder de Más Madrid, Mónica García, también percibió el bono social que criticó al vicepresidente de la comunidad madrileña, que Isabel Díaz Ayuso ha olido sangre y quiere que los suyos, sus diputados, vayan a por todas contra la izquierda a dos meses de las elecciones. «Matadlos», es la consigna de la presidenta madrileña para darle la puntilla a una «izquierda acabada», según señala el citado periódico.

El caso es que los últimos acontecimientos le brindan razones poderosas a Isabel D. Ayuso para contraatacar y aprovechar estos dos meses que aún quedan hasta el 28 de mayo para debilitar aún mas a su oposición. La izquierda madrileña ha perdido en una semana dos de los argumentos en los que pretendía sustentar su campaña contra Ayuso: el caso de las mascarillas que la justicia europea ha despachado exculpando al hermano de la presidenta por no haber cometido irregularidad o ilegalidad alguna y el fin de la huelga de los médicos de Madrid .

Desposeída de sus dos principales bazas electorales contra Ayuso, que sin duda habrían utilizado hasta los comicios y especialmente la de la sanidad pública que ya venía instrumentalizando contra el PP en Madrid, a pesar de tratarse de un problema general de España, no es arriesgado pensar que la izquierda madrileña haya entrado en depresión y su líder, Mónica García, «MeMa», («Médico y Madre» como así gusta presentarse), se encuentre sumida en una suerte de melancolía y desánimo incompatibles con esa irrefrenable tendencia suya a la demagogia y al populismo con el que se emplea en su cotidiano quehacer político.

Si el hermano de Isabel D. Ayuso ya no es pieza de caza electoral y la huelga de galenos ha concluido con la firma de un acuerdo entre las partes, pocos palos ardiendo, por no decir ninguno, le quedan a la oposición en Madrid hasta las elecciones a los que aferrarse y especialmente a Mónica García, también conocida como «pistolitas», que no suele desaprovechar ocasión alguna para incurrir en el mayor de los ridículos. Cosa que ha hecho, como se sabe, exigiendo la dimisión o el cese inmediato del vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, por cobrar el bono térmico anual de 194 euros que ella misma también percibe como familia numerosa.

En un alarde, sin precedentes, de desvergüenza, caradura e hipocresía reprochó a Ossorio su falta de ética pública por aprovecharse de esa ayuda social, legítima por otra parte. Ella, que también la disfruta, y ella, que fue pillada «in fraganti» y obligada a devolver en 2021 a la Asamblea de Madrid los 13.000 euros cobrados irregularmente estando de baja en el hospital donde ejerce de anestesista. No se puede tener más desparpajo y cinismo.

El caso del bono térmico ha dejado en evidencia a la izquierda madrileña que creyó haber mordido carne contra Ayuso y ha concluido en un episodio más de sobreactuación y demagogia barata. Pero sobre todo ha retratado al Gobierno de Sánchez que aprobó la ayuda social y que ahora pretende modificarla con argumentos pueriles y populistas bajo la excusa de que ha beneficiado a un político de posibles, naturalmente del PP. No tanto por la acomodada familia de la líder de Más Madrid.

El Gobierno se ha hecho de nuevas y ha intentado aparentar que no sabía que el bono térmico pueden recibirlo todas las familias numerosas con independencia de que sus rentas sean bajas o altas, cosa que revela su escasa diligencia y rigor en la gestión del dinero de todos .

Es un Gobierno que perpetra leyes, legisla mal, y como consecuencia de su indigencia legislativa culpa a quienes legítimamente se benefician de esa incompetencia en vez de hacer autocrítica y buscar responsables en el Consejo de Ministros. Esta ayuda, dice «Chiqui» Montero, no estaba pensada para beneficiar a rentas altas. ¿Y eso no lo sabía cuando la aprobaron? Menuda inepta.

Sánchez y su tropa me recuerdan cada vez más al cínico e hipócrita capitán de la gendarmería de Casablanca, Louis Renault . ¡Qué escándalo, aquí se juega! ¡Qué escándalo, los ricos también se benefician de las ayudas que aprobamos. Aunque tienen derecho a ello! De risa.