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Agua de timónCarmen Martínez Castro

El Tezanos de la Seguridad Social

Escrivá y Tezanos circulan por la vida política con la soberbia de quienes se creen por encima de los demás mortales y ambos actúan como dos embaucadores

«Tras 140 años de historia de la Seguridad Social, Escrivá ha roto el principio contributivo, con el apoyo de los sindicatos, rompiendo la negociación colectiva y sin consenso de la patronal. La medida de Escrivá no resuelve el problemón de las pensiones. Y supone una subida encubierta de impuestos a 20 millones de trabajadores para pagar pensiones de 10 millones, sin que les suponga más derechos para el futuro».

Sin duda la redacción es mejorable, pero el fondo del argumento es indiscutible. La crítica no la firma el presidente de la patronal ni el líder de la oposición ni ningún economista turboliberal; ni siquiera alguno de esos conspiradores de los cenáculos de Madrid que tanto preocupan al presidente del Gobierno. Es la valoración que José Carlos Díez hizo de la atropellada reforma de pensiones que acaba de aprobar el gobierno. No ha sido el único; todos los economistas de España han coincidido en sus críticas. Lo que destaca en el caso de José Carlos Díez es que se trata de un profesional que siempre se situó en la órbita del PSOE, lo que nos indica hasta dónde llega el consenso contra la reforma perpetrada por el Ministro de Seguridad Social.

Frente a ese clamor, a Escrivá solo se le ha ocurrido decir que quienes le critican son unos «viejunos» que no entienden lo vanguardista de su planteamiento y lo sofisticado de sus análisis. Ciertamente las críticas podrían haber sido mucho más detalladas si la fastuosa reforma del ministro viniera apoyada por una memoria económica en condiciones y no por unos gráficos de colorines en un powerpoint. Es impropio que el ministro hurte al conocimiento general esos cálculos tan innovadores; como lo es el hecho de haber despachado en una comparecencia apresurada el debate que se debería haber tenido en el marco del Pacto de Toledo. Estamos hablando de una cuestión cuyos efectos, nos aseguran, llegarán a 2050. Es difícil imaginar un asunto más trascendente tramitado con más oscurantismo, precipitación y ausencia de debate.

La reforma de Fátima Báñez vino precedida por un informe elaborado por trece expertos en pensiones. No es el caso de este gobierno alérgico a los expertos; ni Fernando Simón, ni Irene Montero, ni José Luis Escrivá han necesitado de ellos. El ministro se ha bastado a sí mismo para desdecirse de sus planteamientos iniciales y ponerle un lazo a la reforma que le han dictado Yolanda Díaz y los sindicatos. Así ha salido. Lo que llaman reforma de las pensiones no es más que un nuevo sablazo fiscal, en este caso al trabajo.

José Luis Escrivá ha devenido en el Tezanos de la Seguridad Social. Ambos circulan por la vida política con la soberbia de quienes se creen por encima de los demás mortales y ambos actúan como dos embaucadores que han puesto sus conocimientos y su trayectoria profesional al servicio de la mentira. Con las encuestas de Tezanos ya hacemos bromas. Nos salen carísimas pero solo perjudican a quienes comenten la insensatez de creérselas. Las chapuzas de Escrivá son mucho más peligrosas porque afectan al corazón y al futuro de nuestro sistema de bienestar social. Aunque él, en su modestia, probablemente se sienta como el genio de Jonathan Swift, aquel que se reconoce porque todos los necios conspiran contra él.