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El astrolabioBieito Rubido

Aclaraciones a una moción de censura

Todo en Sánchez es deterioro y tormento pero, sobre todo, es ignorancia

Sería un error descalificar desde el principio la intervención de Ramón Tamames. El rosario de desdoros que en los últimos tiempos se vertieron sobre el veterano Tamames y su discurso filtrado evidencian la mala calidad de nuestra convivencia. El que hoy se va a subir a la tribuna del Congreso para censurar al Gobierno, además de ser un político retirado, es un intelectual de sólida formación, cosa infrecuente en los tiempos que nos tocan. Al margen de su narcisismo, bastante exiguo ante el de Sánchez, y desde luego justificado por sus estudios, Tamames es una voz autorizada para tratar de sacar la venda a muchos españoles que no se percatan del deterioro que nuestra democracia sufre desde la llegada de Sánchez al poder. La democracia y la economía, la calidad de vida, la convivencia y la capacidad adquisitiva… Todo en Sánchez es deterioro y tormento pero, sobre todo, es ignorancia y tal vez un catedrático, aunque sea emérito, con tesis, tanto doctoral como argumentativa, puede terminar poniendo colorados a los escribas del templo.

El segundo error consiste en afirmar que Sánchez va a salir reforzado de esto. ¿Desde cuándo puede ser bueno para un supuesto demócrata que le recuerden que se apoya en grupos golpistas, filoterroristas, que no creen en la Constitución ni en la democracia y que quieren terminar con la unidad de España? Creo que todas las veces que se pueda poner de manifiesto que nuestro sistema democrático es menguante en cuanto a su calidad a causa de las perversas alianzas del actual Gobierno, es bueno para que los ciudadanos se formen una idea cabal de lo que ocurre. No estoy para nada de acuerdo con que esta moción de censura le venga bien a Sánchez.

Tercer error: creer que lo que hoy y mañana se debata en el Parlamento le va a perjudicar al PP y a Feijóo. ¿Por qué? Discrepo también. El líder popular estará al margen de una confrontación que él no propició, aunque en lo que en ella se diga no le será ajeno. Pero no es su guerra. Él quiere ganar la moción de las urnas, y esas ni siquiera son las de mayo, son las de diciembre. Hoy y mañana quien se va a desgastar es Sánchez, por muy prepotente que se sienta. Todos conocemos su verdadera debilidad: sus pies de barro son sus alianzas antidemocráticas.

Finalmente, una nota para los indigentes culturales que se mueven por ciertos medios: en España no hay fascistas. Lo que más se parece a un fascista es un miembro de ERC o de Bildu; porque creen que por nacer o vivir en un determinado lugar son superiores a los demás. Eso se parece más al fascismo que el pensamiento conservador, que tanto ha hecho por la democracia en Europa en los últimos cien años.