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El astrolabioBieito Rubido

No sabe, no contesta

Sánchez vive en otro mundo paralelo y desprecia cuanto ignora. Por eso ayer no contestó a Tamames ni a la España que lo estaba interpelando

Ramón Tamames no me decepcionó, tal y como yo había calculado desde el principio. Aquí puede ocurrir como en el debate de Solbes y Pizarro en 2008. Para algunos, como era mi caso, Pizarro había vencido y convencido con argumentos y datos a un dubitativo Solbes. La Brunete mediática de la época al servicio del zapaterismo, sin embargo, dio como triunfador a Solbes. Pues bien, más allá de la aritmética del Congreso actual, para mí el viejo profesor logró mostrar a la clara la indigencia intelectual y moral que padece Sánchez. Cada uno puede hacer con ello lo que quiera, ya que no va a variar el curso del Amazonas por pensar distinto. Otra cosa será en diciembre, cuando con nuestros votos podamos poner fin a esta etapa de democracia menguante, donde la mentira se ha convertido en moneda de cambio habitual.

Entre la colección de perlas cultivadas que Ramón Tamames le endilgó con gran estilo formal a Sánchez estuvo el reproche del hecho de hablar durante una hora y media larga y no responder a nada de lo que el proponente de la censura le había planteado. Es muy habitual en Sánchez ese tipo de prácticas. Él vive en otro mundo paralelo y desprecia cuanto ignora. Por eso ayer no contestó a Tamames ni a la España que lo estaba interpelando.

La otra perla fue cuando Ramón le explicó que a Blas Piñar apenas lo recuerda nadie en esta España de 2023, mientras que de Largo Caballero todos sabemos que fue uno de los más principales causantes de una guerra fratricida que aspiraba a imponer una dictadura comunista, pese a militar en el PSOE. La utilización de la Historia de manera tan perversa como lo está haciendo el actual Gobierno solo admite la náusea y el desdén por parte de quien se sienta mínimamente comprometido con el bien común y la buena voluntad democrática. También por esto demostró el dirigente socialista su enciclopédico desconocimiento de la Historia y de la metodología para su estudio.

Finalmente, Sánchez quiso dar lecciones del valor de un gobierno de coalición. Justamente lo que él rechazó hacer hasta 17 veces, cuando Rajoy le propuso una gran coalición. Ya sabemos que al actual ocupante de la Moncloa le gusta más coaligarse con gente más radical. Ha preferido hacerlo con comunistas –doctrina condenada por la UE– y apoyarse en filoterroristas y golpistas. A estas horas, no hay más preguntas, el lector en su fecunda inteligencia sabrá sacar el corolario final de este artículo.